El Eibar, un novato en la universidad

Puede que el Eibar sea como esos alumnos aplicados que anhelan la llegada del primer día de clase porque supone el final del sinsentido de las vacaciones. Y puede también que por inercia se encamine hacia su clase de siempre, esa en la que se ha sentado durante 26 cursos (Segunda), más que ningún otro, y de la que se conoce todos los rincones. Sin embargo, esta tarde se adentra en el aula más iluminada del fútbol español por primera vez. Y con 74 años, quién se lo iba a decir.

El equipo que dirige Gaizka Garitano debuta en Primera ante la Real (19.00/ C+Liga) después de haber tenido que hacer frente a una reinvención económica y deportiva sin precedentes. Tras conseguir el histórico ascenso a Primera el curso pasado con el presupuesto más bajo de la categoría de plata, tuvo que reunir 1.724.272 euros para formar el capital social mínimo exigido por ley de Socedades Anónimas Deportivas. La ampliación provocó un crecimiento sin precedentes en el número de accionistas del club, que supera los 10.000 y que se reparten entre 50 países.

El partido de esta tarde es el acontecimiento del año en este pequeño municipio de no más de 27.000 habitantes, del que 4.000 han retirado su abono para esta temporada y 600 aguardan en la lista de espera. “Nadie nos ha invitado, se lo han ganado los chavales”, declaró Garitano, el entrenador, consciente de que competir en Primera para el Eibar es un regalo. "Llevamos sueño tras sueño, en catorce meses hemos pasado de segunda B a Primera. Es un sueño porque muchos de nosotros debutaremos en la máxima categoría. Sabemos que va a ser difícil pero hemos trabajado mucho, tenemos confianza, y porque no empezar con tres puntos”, se sumó también Arruabarrena, uno de los pesos del vestuario.

Del grupo que consiguió el ascenso, 11 jugadores han abandonado el equipo. Es la condena de los clubes que se forman a base de jugadores cedidos, circunstancia que por otra parte, ayuda a cuadrar el balance económico, otra de las exigencias del club. Con nueve caras nuevas (y hasta el 31 de agosto es posible que sigan entrando más jugadores) entre las que destacan jugadores como Manu del Moral, Ekiza o Boateng, el Eibar se plantea el curso con la única intención de luchar por la permanencia. “Tanto el equipo como la ciudad tenemos que disfrutar de un año en Primera como mínimo”, apunta el alcalde del municipio, Miguel de los Troyos.

Acabada la pretemporada con un balance de cinco victorias y tres derrotas, el encuentro contra la vecina Real pondrá en valor el balance del trabajo realizado en verano. El club armero ha enviado 400 entradas a sus vecinos, cuya cercanía geográfica (55 kilómetros) garantiza el lleno en Ipurua. Un estadio que se ha visto reforzado con la instalación de una serie de mecano tubos que amplían el aforo original, 5.250 espectadores, hasta los 5.910. Sin embargo, desde el club se espera alcanzar los 6.700 una vez que se concluya el derribo de una de las tribunas. “Estar en Primera es una oportunidad histórica para Eibar y pretendemos que, en estos momentos de crisis económica, Ipurua y el equipo dinamicen la economía del pueblo y de su alrededor”, señaló Álex Aranzabal, presidente del club.

Ese es el espíritu del novato Eibar, para quien los retos no entienden de dimensiones, ya sean deportivos o económicos. Sólo se trata de disfrutar. Y eso se da por descontado.