Un imparable Kallio conquista Moto2
El finlandés se impone desde de la primera vuelta y se acerca al líder Rabat, que se queda fuera del podio La carrera se redujo a 16 vueltas tras ser suspendida por un accidente múltiple sin heridos de consideración
No hubo nadie que pudiera alcanzarle. Mucho menos frenarle. Y eso que enseñó sus cartas antes de hora. Mika Kallio salió disparado en cuanto se apagó el semáforo y a los dos giros ya sacaba 2,6 segundos a Aegerter. Se le truncaron los planes, pero solo a medias: la prueba se suspendió a causa de un accidente múltiple, pero al retomarla no cambiaron pocas cosas. Y eso que ni siquiera cambió los neumáticos para estrenar unos nuevos. El finlandés tranquilo fue capaz de volver a sacar un segundo de ventaja en el primer giro. Y con aquello le bastó para llevarse la victoria.
Se había cansado de repetir que este circuito nunca le gustó demasiado. Claro que, esta vez, tenía pocas cosas de las que quejarse, dominando como estaba todo el fin de semana. El cambio del asfalto favoreció el agarre de los neumáticos y con eso se terminaron las pesadillas del veterano piloto. Kallio, de 31 años, está dispuesto a hacerle la vida imposible (en la pista) a su compañero de equipo Tito Rabat. El español es el líder de la categoría, pero su ventaja ya no es la que era. Y su colega, la mirada dura como el hielo, que no se ha bajado del podio desde que aquel dejara de ganar (tres grandes premios atrás), parece más convencido que nunca de sus posibilidades. No lograba encadenar tres podios desde que lo hizo en 2008.
Pero en Indianápolis no hubo quien le pillara. Ni el sábado, cuando se llevó la pole en el cuarto giro y ya no tuvo que preocuparse de mejorar sus tiempos (pues nadie amenazaba si dominio). Ni este domingo, cuando atacó cada curva de Indianápolis con la parsimonia del que se sabe con los deberes hechos.
No pudo ni siquiera sorprenderle Viñales, finalmente segundo, que se acercó a Rabat hasta que lo pilló y lo desestabilizó por completo. Fue a falta de tres vueltas para el final. La recta de meta llegaba a su fin, pero el chaval de Roses (una de las sensaciones de la categoría, futuro piloto de MotoGP en el regreso de Suzuki a MotoGP junto a Aleix Espargaró) apuró par trincar los frenos. Y le tomó el interior de la primera curva a Rabat, que se fue largo y facilitó, además, que Aegerter también le adelantara. Ya no hubo solución para aquello en tres giros. Y el barcelonés se conformó con el cuarto puesto, lo que reduce su ventaja respecto a Kallio de los 19 puntos que tenía hasta ahora a solo 7. Ya sabía él de lo que hablaba cuando insistía (como lleva haciendo desde el inicio del curso) en que el campeonato era muy largo y podía pasar de todo.
La carrera tuvo que retomarse a 16 vueltas tras ser suspendida por un accidente en el que se vieron implicados Pasini, Shan, Krummenacher y West. El italiano perdió la consciencia y quedó tendido en el suelo unos minutos, hasta que recobró el sentido con la ayuda de las asistencias médicas. Pese a no sufrir heridas de gravedad no le permitieron correr por precaución. La segunda prueba arrancó con otro accidente múltiple en el que Simeon se llevó por delante a Salom y este arrastró a otros consigo. Esta vez, sin embargo, las vueltas se sucedieron con normalidad, la misma normalidad con la que Kallio va recortando puntos al líder.
Moto3: Vázquez, un veterano a golpe de gas
Ganar una carrera de Moto3 a los 27 años y por primera vez, en un escenario mundialista, después de toda una vida dedicada a las carreras y ocho años después de debutar en el campeonato del mundo, cuando parece cada día más cerca el final del sueño de competir con los mejores, es una fantasía al alcance de muy pocos. Suena a quimera. Pero un vasco pequeñito y tozudo la convirtió en realidad. Efrén Vázquez ha perseguido la victoria todo el año, consciente de que le quedaban pocas oportunidades, consciente de que no podía desaprovechar el envite de Honda, que le sentó sobre una de sus máquinas para verle en el podio con asiduidad.
Y por ahí empezó, por el podio. En los siete años anteriores en el Mundial había sumado cuatro, los mismos que llevaba hasta hoy en este curso. Ahora suma su primera victoria. Tan deseada como trabajada. Se puso las pilas por contrato (y por convencimiento) y a sus ya escasos 160 centímetros tuvo que ponerles algunos kilos menos. Llegó al verano preparado para lucir tableta de chocolate, en mejor forma física que nunca antes. Y poco a poco ha ido logrando sus objetivos. Hasta este domingo en Indianápolis, donde llegó el primer triunfo de su carrera a golpe de gas.
Vázquez pasó como una exhalación por la recta de meta apenas unas décimas de segundo antes de que Fenati se pusiera a celebrar una carrera que parecía ganada ya en la última vuelta. Había dominado el italiano a su antojo el compás y los movimientos de ficha durante la prueba, había sido el único capaz de subir el ritmo del pelotón al ponerse al frente; no le perturbaba ceder el liderato, porque volvía a colocarse en cabeza cuando quería, eso sí, algo incómodo, como todos, por la caída del rendimiento de los neumáticos en esta pista tan abrasiva. Pero volvió a ponerse primero en el último giro. Le había ganado la partida a Miller (finalmente tercero, magnífico en su cometido de no arriesgar más de la cuenta y más líder que ayer); se había desecho de las Honda de Márquez y Rins (fatal en la gestión de los últimos giros, 6º y 5º respectivamente); y había alejado el fantasma de Masbou, que apareció de la nada para liderar la prueba a falta de seis giros. Pero no contaba con un rival inesperado: Vázquez.
Y eso que ya había avisado el de Barakaldo cuando quedaban cuatro vueltas para el final con un adelantamiento múltiple a final de recta e impulsado por la aceleración de su pequeña Honda, que vuela con un peso pluma como el suyo encima. Aquella maniobra le valió para ponerse segundo. Y para probar, también, de qué sería capaz en el último momento. Fue capaz de todo. Hasta de ganar incluso, algo que no había logrado nunca. "Más ensaladas y menos hamburguesas, eso es lo que respondo cuando alguien me tira en cara cuánto corre mi moto. No se me pasaba por la cabeza ganar, ni mucho menos, pero he trabajado todo el fin de semana en mejorar mi pilotaje, no he tocado ni un tornillo de la moto. No me quería ir a casa sin una victoria", apunta. Y, por las dudas, añade: "Soy como los ciclistas veteranos y seguiré corriendo hasta que pueda".
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