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El tenis acelera hacia el futuro

Los 210,8 km/h alcanzados por Lisicki, récord de saque femenino, resumen los avances tecnológicos y biomecánicos

Juan José Mateo
Lisicki ejecuta un saque en Wimbledon.
Lisicki ejecuta un saque en Wimbledon. Alastair Grant (AP)

Es toda una bomba. Cuando la alemana Sabine Lisicki sacó a 210,8 km/h la pasada semana en Stanford (California), no solo logró el servicio más rápido de la historia del tenis femenino. También resumió una época marcada por el aumento constante de la velocidad y la potencia del juego. La era del tenis fuerza es también la de las jugadoras de más estatura de siempre, fruto de la evolución de la especie; la de las tenistas más potentes, consecuencia de las mejoras en entrenamientos y nutrición; y la de las competidoras con más datos a su disposición, resultado de que practiquen con radares que miden la velocidad y con cámaras que desmenuzan su técnica.

“Cuanto mayor es la estatura, más alto es el punto de impacto, lo que genera mayores márgenes de seguridad con respecto a la red. Del mismo modo, la estatura suele ir asociada a una mayor longitud de palancas o extremidades, lo que da una ventaja mecánica definitiva si el jugador es lo suficientemente fuerte como para superar el aumento de inercia que genera esa mayor palanca”, explica por email Machar Reid, biomecánico y jefe del departamento de ciencia deportiva de la Federación australiana de tenis. “Por ejemplo, alguien como Nick Kyrgios [verdugo de Rafael Nadal en Wimbledon, de 1,93m] tiene un gesto sencillo, en el que implica a sus piernas y espalda con eficacia relativa para su tamaño, y en el que aprovecha la viveza de su brazo. El resultado final es impresionante”.

No solo el aumento de la estatura y la envergadura de los competidores han acelerado la evolución del juego y sus récords. En las tres últimas temporadas se superó un total de cuatro veces la barrera de los 200 kilómetros por hora, tantas como en toda la historia del juego desde que se registran esos datos. La profesionalización de los equipos de trabajo, que ha venido acompañada del uso en los entrenamientos de radares para medir la velocidad de los saques y de cámaras de alta velocidad para grabar y corregir luego los gestos técnicos, permite que tenistas sin una estatura titánica destaquen de ace en ace. Lisicki, por ejemplo, mide 1,78m. Su técnica, sin embargo, le permite lanzar con precisión la bola a 3,70m de altura y golpearla 80 centímetros por debajo, a 2,90m, para disparar sus bombas.

Samuel Groth consiguió el récord masculino (263,4 km/h) en 2012

“Tiene una técnica de saque muy buena, una biomecánica buena y ello le permite generar una palanca y una aceleración muy buenas”, explica Xavi Budò, el entrenador de Carla Suárez, la mejora tenista española del momento (número 16 mundial), que bajo su mando ha pasado de promediar 120-135 km/h en su saque a instalarse en los 155-160 km/h. “La tecnología siempre ayuda, porque te da más información. Por ejemplo, la cámara de alta velocidad ayuda mucho para ver y corregir todos los detalles a nivel biomecánico de cada movimiento técnico y cómo mejorarlo, con comparativas… Pero lo que más ha ayudado a mejorar la velocidad del saque son los nuevos materiales de las raquetas pues ayuda a generar más potencia en cualquier movimiento” , añade Budò, que también pone el acento en la importancia del trabajo físico y recuerda: “La velocidad es muy importante en el saque, pero también lo es, y más para jugadoras bajitas, el saber combinar efectos y direcciones, y muchas veces el sacar con esta riqueza táctica también te quita algo de velocidad media en el saque a costa de ser menos previsible y tener más armas tácticas… Cada jugador, según su perfil, tendrá un tipo de saque determinado”.

Mientras evolucionan tenistas y materiales, los torneos van a otra velocidad. Ninguno mide los saques en todas las pistas, por lo que alguien puede romper el récord y ni enterarse. Cada torneo elige el sistema de medición que quiera, lo que da lugar a lecturas dispares y levanta suspicacias, como cuando Samuel Groth rompió el récord masculino (263,4 km/h) en un oscuro challenger de 2012.

Primer título de Muguruza y Suárez

La pareja español formada por Garbiñe Muguruza y Carla Suárez Navarro se han impuesto en el torneo de tenis femenino de Stanford, puntuable para el circuito de la WTA, tras vencer en la final a la polaca Paula Kania y la checa Katerina Siniakova.

Las españolas se impusieron por 6-2, 4-6 y 10-5 en una hora y 17 minutos de un partido que comenzaron dominado con claridad pero que se les fue complicando con el paso de los minutos.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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