El partido que nadie quiere
Brasil, cuya hinchada pide una renovación del fútbol nacional, mide su depresión ante una Holanda decepcionada
Si se hubiese jugado en octavos de final o el domingo en Maracaná, el Brasil-Holanda de hoy hubiese reclamado la atención del mundo entero. Aunque al seleccionador Luiz Felipe Scolari le gustaba repetir en las primeras semanas del torneo que no quería enfrentarse a Chile, la inmensa mayoría de la torcida brasileña prefería que Holanda quedase primera del grupo B y evitar a Arjen Robben y compañía en el primer cruce a vida o muerte. Los holandeses habían goleado al campeón del mundo y mostraban un juego alegre, ambicioso. El seleccionador holandés, Louis Van Gaal, molestó incluso a su irritable homólogo brasileño al insinuar que Brasil podría escoger adversario por jugar su tercer partido del grupo unas horas después que el suyo. “Los que dicen eso, o son burros o malintencionados”, respondió un Felipão que vivía sus momentos de máxima popularidad.
El partido habría sido, además, una posible revancha verdeamarelha por la derrota en los cuartos de final de 2010. Sin embargo, la caída de ambos equipos en semifinales y el enfriamiento de aquella discusión pasajera desinflan un encuentro que sólo hubiese cobrado auténtico interés si Argentina hubiese perdido el miércoles en São Paulo y Scolari pudiese haber utilizado al eterno rival como estímulo anímico para una seleçao estigmatizada. Según el siempre directo Van Gaal, que se despide hoy de la selección oranje para tomar las riendas del nuevo Manchester United, “los partidos por el tercer puesto no deberían ser jugados”. “Vengo diciéndolo desde hace 15 años”, añadió.
Los partidos por el tercer puesto no deberían ser jugados." Louis Van Gaal
En La Canarinha probablemente tengan menos ganas de jugar aún, a pesar de que Neymar se refiriese varias veces el jueves a “la motivación” que tienen sus compañeros de terminar el Mundial "con una victoria y una sonrisa”. Según todos los indicios, será asimismo el último encuentro de Scolari al mando de la selección brasileña, aunque no hay nada confirmado. Es probable que ni siquiera una victoria acompañada de buen juego restableciera la armonía con una hinchada que parece haber abierto los ojos en masa a la necesidad de una renovación del fútbol nacional.
Ambos seleccionadores han destacado que alinearán a los jugadores que muestren mayor fortaleza mental y disposición de participar en un encuentro que reserva al vencedor la consolación del tercer puesto y una bolsa global de primas superior en dos millones de dólares (1,47 millones de euros) a la del cuarto clasificado.
Los brasileños tienen la motivación para terminar el Mundial con una victoria y una sonrisa, según Neymar
En la seleçao parece descartado el concurso de los cuestionados y abatidos Hulk, Fernandinho y Fred, objetivo máximo de las críticas en su país. A tenor de los visto en el último entrenamiento en Teresópolis antes de que el equipo viajara ayer a Brasilia, el once inicial estaría compuesto por Julio César; Maicon, Henrique, David Luiz, Marcelo; Luiz Gustavo, Paulinho, Ramires; Oscar, Willian y Jô. Brasil es favorita en las casas de apuestas.
En la rueda de prensa previa al encuentro, Van Gaal rescató un motivo para tomarse el partido en serio: ser la primera selección holandesa de la historia que sale invicta de un Mundial. También afirmó que hubiera preferido perder por 7-1 que en los penaltis: “Es mejor, porque de esa manera pierdes claramente; pero nosotros no perdimos, nosotros sólo no nos clasificamos por los penaltis”, sostuvo antes de reconocer que se siente “decepcionado”. “Vinimos con un solo objetivo[…]. Sabíamos que no somos el mejor equipo en calidad, pero sí el más difícil de batir”, expresó. “El equipo ha quedado muy triste… Se rompió un sueño que no va a volver”.
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