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Federer, el esprínter perfecto

A un paso de los 33 años, el suizo busca hoy la final ante Raonic evitando desgastarse en largos intercambios Ha corrido 7.855 metros por los 11.243 de Djokovic, el favorito

Juan José Mateo
Federer sirve ante Wawrinka en su partido de cuartos de Wimbledon.
Federer sirve ante Wawrinka en su partido de cuartos de Wimbledon.Getty

Los genios no necesitan correr, sus tiros dejan a los rivales clavados. Para llegar a semifinales de Wimbledon, donde hoy (C+) se enfrenta al canadiense Milos Raonic, Roger Federer solo ha recorrido 7.855 metros. El suizo economiza esfuerzos con su arriesgado estilo, que le ha permitido seguir luchando por los grandes títulos a un paso de cumplir 33 años, ser el semifinalista que menos metros ha cubierto y exprimir con tanta eficacia su sudor como para que Grigor Dimitrov, que se medirá a Novak Djokovic en la otra semifinal, haya copiado paso a paso cada uno de sus golpes hasta convertirse en su puro reflejo. Mientras Nole, el favorito, gastaba sus zapatillas durante 11.243 metros y dos sets más, Federer se abanicaba aplicando sin miedo su credo: Mandar, mandar y mandar; tirar y subir a la red; atacar y atacar para evitar los largos intercambios, que le roen las piernas, y apagar el reloj, que es su condena.

"Corre menos porque dicta el tempo y los intercambios", explica el técnico de su rival

"Federer está durando más que otros porque ha jugado muchos partidos cortos", argumenta Richard Krajicek, el campeón de Wimbledon 1996. "Que haya jugado un 45% menos que Djokovic no tiene que ver solo con sus rivales, sino con su estilo, que es muy rápido, y su posición en pista, más dentro. Durante una carrera, un cuerpo tiene x kilómetros dentro para correr y para saltar, igual que mi brazo tenía x saques dentro hasta que el codo me dijo 'para", describe. "Él acaba tan rápido sus partidos que lo ha usado poco, y además consigue competir relajado, con suavidad", añade. "A mí me molestaba mucho más competir durante tres horas que entrenarme tres horas, por la tensión. Federer... ¡es que compite relajado!", sigue antes de reflexionar sobre el intento de Dimitrov por imitar al suizo. "Es un ejemplo muy difícil para un niño. Mire a Dimitrov: corre, defiende, usa mucha más energía y agota mucho más su cuerpo de lo que nunca lo ha hecho Federer. A mi hijo le digo que se fije en Nadal y en Djokovic. ¿Qué puede aprender de Federer? ¡Si pega un ganador desde cualquier sitio! Si no tienes eso dentro y lo intentas, te conviertes en un tenista terrible. Mejor fijarse en Nadal y Djokovic y comprender todo lo que puede hacer por ti el espíritu de lucha".

"Roger corre menos porque dicta cómo son los intercambios. Cuando corres, quiere decir que el punto no está en tus manos. Los jugadores agresivos, los jugadores que dictan el tempo del partido, corren menos", subraya Ivan Ljubicic, exnúmero tres y técnico de Raonic. "Roger trabaja muy duro en su cuerpo y en su motivación. Está cobrándose el precio de la forma en la que maneja su vida y sus energías. Hay una cosa que la gente no sabe, o que olvida: Roger ama lo que hace. Eso hace que su desgaste sea menor. No consume tanta energía como aquellos tenistas que consideran esto un trabajo. Lo disfruta".

Federer levantando sus siete títulos de Wimbledon.
Federer levantando sus siete títulos de Wimbledon.

Federer, al que ya se le atragantan los duelos largos, es un tenista contracultural. Si Dimitrov le ha imitado es porque su currículo enciclopédico permite creer que la eficacia de sus golpes aún tiene sitio entre los pegadores del siglo XXI. Las estadísticas, sin embargo, dicen que los reveses a una mano están a punto de morir. Desde Roland Garros 2004 (Gaudio), y sin contar con el suizo, solo otro tenista ha sido capaz de celebrar un grande con ese golpe (Wawrinka, Abierto de Australia 2014). Que el campeón de 17 títulos del Grand Slam pueda aumentar su lista cuando ya es padre de dos parejas de gemelos solo se explica por una cosa. En definición de Raonic, "es un mago".

Esas palabras no vienen acompañadas de una bandera blanca. El número nueve, de 23 años y debutante en unas semifinales de la categoría, cuenta con su saque para abrirse paso hasta la victoria: gana el 82% de los puntos con primer servicio (más que nadie). "Cuando salga ahí fuera", avisó; "no jugaré contra el campeón de siete Wimbledon. No jugaré contra el hombre de 32 años. No jugará contra el padre de dos pares de gemelos. Jugaré contra el tío que interrumpe mi camino hacia mi meta".

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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