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Copacabana, lista para el disfrute

Obreros, turistas, policías y prostíbulos se mezclan en la playa más famosa del mundo

Río de Janeiro -
Turistas disfrutan de la puesta de sol en la playa de Río de Janeiro
Turistas disfrutan de la puesta de sol en la playa de Río de JaneiroHassan Ammar (AP)

"Yo vivo aquí, ¿no me recuerda?", le dice el periodista europeo a Jorge, el dueño de una de las innumerables barracas que ofrecen sombrillas y bebidas frías en la playa de Copacabana. Los precios han subido esta semana en la playa más famosa del mundo. "Para usted son 3 reales, pero para los turistas son 10", responde entre risas Jorge, que se levanta a las cinco de la mañana para desplazarse con su tenderete desde la favela de Santa Marta, en el barrio de Botafogo, y tener el negocio preparado a las siete, cuando la playa registra ya un movimiento inhabitual en otras partes del mundo. A 50 metros, decenas de obreros ultiman un gran escenario que recuerda a un festival internacional de rock. Es el recinto de la Fan Fest de la FIFA, que se inaugurará hoy y promete fútbol, cerveza y diversión para 20.000 personas hasta el domingo 13 de julio.

Daniella, prostituta de 22 años, dice que lleva meses aprendiendo inglés para este evento

El paisaje está salpicado de obras, de operarios que arreglan tendidos eléctricos y colocan planchas en el suelo. A tenor de su aspecto, no parecería que la Fan Fest fuese a abrir en breve. Pero los visitantes han comenzado a llegar. Correr o ir en bicicleta por el carril deportivo que discurre paralelo a la Avenida Atlántica, entre los coches y el mar, es ahora casi un deporte de riesgo. Se ve en las camisetas: los turistas han llegado, especialmente los europeos y latinoamericanos.

Los numerosos prostíbulos del barrio abren sus puertas un poco antes; Daniella, de 22 años, dice que lleva meses aprendiendo inglés para este evento: "Voy a trabajar todos los días, ¡claro!". El menudeo de drogas es un poco más difícil, pero se da, como siempre, a plena luz del día. Río de Janeiro es la sede más cara del Mundial y casi todo ha subido de precio. Los vendedores ambulantes han cambiado la artesanía por las camisetas de fútbol, las marcas falsas y las banderas de Brasil. Las habitaciones de hotel cuestan entre 200 y 500 euros. Hay policías prácticamente en cada esquina, pero no parecen perseguir delitos pequeños. Después de meses de polémicas, protestas y malestar, "lo importante es que todo salga bien y la gente disfrute", opina una guardia municipal que observa el trasiego de la muchedumbre junto a una estatua de arena de Messi, Neymar y Cristiano Ronaldo.

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