No había ganado su primera carrera hasta hace poco más de un año. Lo hizo en Jerez. Y con el paso de los días (y de las sesiones de entrenamientos con sus amigos los Márquez; y de los grandes premios en los que se batía a menudo con su compañero de equipo, Pol Espargaró) no solo volvió a ganar sino que se postuló como un serio candidato al título. No lo logró. Pero Tito Rabat se asomó al 2014 como el gran favorito para el título de Moto2. Y no es fácil cargar con esa losa desde antes de que empiece el campeonato incluso. No lo es para nadie, menos para alguien que todavía está acostumbrándose a ganar.
Lo hace Rabat con una naturalidad increíble, un día toca remontar, otro dominar, y otro pelearse y deleitar al público con grandes frenadas, pero él sigue ganando como si pasara por allí: como pasó por los podios de Losail, Austin, Termas o Le Mans; con la misma humildad con la que volvió a vencer este domingo en Mugello. Y es más líder todavía de Moto2 (le saca 22 puntos de ventaja a su compañero Kallio) gracias a esta tercera victoria del año que logró con la paciencia de los campeones. No hizo una mala salida el barcelonés, que había logrado su cuarta pole de la temporada un día antes, en una demostración de autoridad tras los últimos dos fines de semana en los que tuvo que conformarse con ser cuarto y tercero; pero se encantó en las primeras curvas y perdió el contacto con Folger, que había hecho una salida fulgurante, y Salom, magnífico en su sexta carrera en la categoría intermedia; se quedó tras Aegerter y cuando logró adelantarle ya estaba a casi dos segundos de la cabeza. Qué más daba. Hay pocos pilotos a los que se les den mejor los finales de carrera que a Rabat, fino en sus trazadas, cariñoso con las gomas, cómodo como pocos cuando el neumático empieza a perder facultades.
Así que llegó (y tanto que llegó) a alcanzar a Folger, primero, y después a Salom (que había adelantado al alemán al final de recta, en la primera curva, cuando faltaban siete giros para el final). Rabat aprovechó una de las tantas chicane que conforman Mugello para batir al mallorquín, que no se daría por vencido y le tomaría la delantera de nuevo un giro después, con una magnífica frenada en aquella primera curva de San Donato. Y fue en ese mismo sitio en el que Rabat ganaría la carrera. Le devolvió la jugada a tres giros para que terminara la carrera. Y Salom ya no pudo alcanzarle. Había estado Rabat mejorando su ritmo giro a giro, hasta conseguir la vuelta rápida de la prueba en el penúltimo intento, como si no le pesara el esfuerzo. Se está acostumbrando a ganar. Y a ser el líder. Ayuda, además, que su compañero de equipo, el segundo clasificado del Mundial, se viniera abajo como un mal suflé. No tuvo su mejor fin de semana Kallio, sexto. Y Rabat no tuvo piedad.
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