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OBITUARIO

Jack Ramsay, un estilista en los banquillos de la NBA

Se convirtió en uno de los entrenadores más respetados

Alejandro Prado
Jack Ramsay, firma un autógrafo sobre un balón de baloncesto en 1977
Jack Ramsay, firma un autógrafo sobre un balón de baloncesto en 1977AP

La estampa no podía ser más atractiva visualmente: cabelleras a lo afro surcando el aire, melenas y barbas balanceándose en la carrera de los jugadores… Era la NBA de los setenta, una liga más modesta, menos globalizada que la actual, pero que estaba repleta de talento y donde predominaba el juego de ataque, el estilismo hecho baloncesto. La verdadera explosión de la NBA llegó en los ochenta, pero en la década anterior fue cuando se plantaron las semillas de lo que actualmente es el baloncesto profesional americano: un espectáculo más allá del deporte.

En aquellos años, jugadores como Julius Erving o Bill Walton crearon tendencia y dieron una imagen a la liga, pero también existieron entrenadores que contribuyeron a ello. Jack Ramsay reunía todos los estereotipos de la época. Entendía que el juego era un espectáculo y desde el banquillo ponía su nota de color. También en sentido literal, porque su indumentaria tenía como base los cuadros de colores que adornaban sus americanas y pantalones. Setentero a más no poder.

Jack Ramsay falleció el 28 de abril tras más de una década de lucha contra el cáncer. Tenía 89 años, 20 de los cuales había dedicado a ser entrenador en la NBA. Nacido en Filadelfia en 1925, desde joven destacó en el mundo del deporte, especialmente en el béisbol y baloncesto. Su carrera universitaria en Saint Joseph fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Ramsay fue reclamado por la Armada, donde colaboró en la desactivación de explosivos. Tras el conflicto obtuvo su título universitario y más tarde su doctorado en Educación, así pasó a ser conocido como Doctor Jack, apodo que perduró durante sus años en la NBA.

La carrera de Ramsay como jugador profesional de baloncesto no pasó de modesta. Participó en algunas ligas menores de Pensilvania, actividad que compaginaba con la de entrenador de chavales de instituto. En 1955 surgió la oportunidad de dirigir al equipo de su universidad, Saint Joseph, donde permaneció 11 años.

Su carrera en la NBA se inicia en 1966, cuando es contratado como mánager por los Sixers de Filadelfia, que esa temporada fueron campeones con Wilt Chamberlain como estrella. Dos años después volvió a sentarse en el banquillo, pero el equipo ya no contaba con sus máximas figuras. Despedido en 1972, se puso al frente de los Buffalo Braves, uno de los peores equipos de la liga. Ramsay aplicó su filosofía de juego, basada en máxima actividad en defensa y velocidad en ataque y el conjunto del Estado de Nueva York se convirtió en uno de los máximos anotadores del campeonato.

En 1976 fue contratado por los Blazers de Portland, equipo al que será siempre asociado. Ese año es un punto de inflexión dentro de la NBA. Fue el año de la unificación. La ABA, la liga rival que iba en paralelo, desapareció por problemas económicos y sus mejores equipos y jugadores pasaron a formar parte de la NBA. El nivel subió y todo se igualó. Portland, un equipo que en sus seis años de historia no había obtenido ningún logro reseñable, se hizo con el campeonato esa temporada.

Aquellas finales de 1977, que disputaron los Blazers de Ramsay y los Sixers de Filadelfia, pasaron a la historia como una de las mejores. Por Filadelfia jugaba Julius Erving, con su pelo a lo afro y su espectacular repertorio de mates y jugadas espectaculares nunca vistas hasta entonces; enfrente estaba Bill Walton, el hippie barbudo y melenudo que lideraba a Portland. Los Blazers se llevaron el título ese año, el único de su historia hasta ahora.

Jack Ramsay pasó a ser un ídolo en Portland y su nombre luce en una bandera en el techo del pabellón. El Doctor estuvo diez años más en el equipo pero nunca igualó lo conseguido en 1977. Su paso a finales de los ochenta por Indiana fue testimonial y dejó los banquillos en 1988. Su trayectoria, jalonada con 864 victorias en la liga, le valió para ser incluido en el Salón de la Fama de la NBA. Tras su retirada lució como comentarista de televisión y siguió practicando deporte, participó en una veintena de triatlones.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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