El Málaga se come al Villarreal
El conjunto andaluz sella la permanencia dominando ante los de Marcelino de principio a fin
El Málaga selló la permanencia con un estupendo partido ante el Villarreal, del que apenas hubo noticias en La Rosaleda. Un triunfo justo, inapelable, protagonizado por un Amrabat vertiginoso ante la lentitud de un Villarreal bastante cascado. No le salió nada al conjunto de Marcelino, superado por la intensidad de los andaluces, perdidos de inicio con un planteamiento algo conservador y superados luego por la vitalidad del citado Amrabat y Darder, por el oficio del incombustible Santa Cruz.
En la fiesta que se vivió en La Rosaleda hubo momentos geniales, como el intento de Duda de anotar un gol desde su propio campo. Un golpeo espectacular que sacó Asenjo en un gran salto. Un detalle que fue la guinda al partido tan completo realizado por el Málaga, ambicioso y sin freno. Su fútbol recordó por momentos al de la pasada temporada, cuando paseó con orgullo su nombre por los mejores campos de Europa. Schuster, ahora, ha sabido lograr la permanencia en un año complicado, de transición de una etapa gloriosa a otra más humilde. Frente al Villarreal se gustó, aunque le sobró el gesto de Amrabat al árbitro, que le costó la roja.
No entró bien en el partido el Villarreal, justo de gasolina tras una temporada extenuante y con un centro del campo tan poblado como ineficaz. El Málaga gobernó el choque desde el primer minuto. Esencialmente, porque todo lo hizo con un punto más de intensidad. En cada disputa del balón, en cada choque y en cada regate siempre vencía un futbolista del conjunto andaluz. Schuster, que se había quejado de la falta de apoyo en el club ante un partido en el que se jugaba mucho su equipo, preparó a conciencia el choque, dejando sin aire a Bruno y sometiendo a la zaga del Villarreal a una presión infatigable.
MÁLAGA, 2-VILLARREAL, 0
Málaga: Caballero; Gámez, Angeleri, Flavio, Antunes; Camacho, Darder; Samu (Eliseu, m. 81), Duda (Portillo, m. 69), Amrabat; y Santa Cruz (Rescaldani, m. 88). No utilizados: Kameni; Pablo Pérez, Iakovenko y Juanmi.
Villarreal: Asenjo; Mario, Musacchio, Pantic, Costa; Pina, Bruno, Trigueros (Gio, m. 46); Aquino, Perbet (Pereira, m. 65) y Cani (Torres, m. 53). No utilizados: Juan Carlos; Jokic, Gabriel y Moi.
Goles: 1-0. M. 6. Santa Cruz. 2-0. M. 52. Darder.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Roja a Amrabat (m. 73). Amonestó a Aquino, Samu, Musacchio, Flavio, Camacho y Pina.
La Rosaleda. Unos 17.000 espectadores.
Además, el buen trabajo colectivo del Málaga encontró premio en una magnifica acción individual de Santa Cruz. El paraguayo es un símbolo de la buena época del equipo malagueño, tan reciente. Un delantero de tronío que definió de manera perfecta un buen pase de Samu. El gol a los seis minutos alimentó el buen juego del Málaga y dejó perplejo al Villarreal, sin aire, sin fundamentos. Gámez y Antunes, siempre atentos, entraban una y otra vez por banda, rápidos y valientes, mientras que Amrabat, el magnífico fichaje invernal de los de Schuster, se las apañaba para encontrar la pausa necesaria ante tanto vértigo.
Santa Cruz, Duda y Antunes tuvieron tres claras ocasiones para hacer el segundo tanto, que no llegó para respiro del Villarreal, que pudo llegar al descanso con solo un gol en contra. Cuando se esperaba más del equipo de Marcelino, solo una acción de Perbet, salvada por Caballero, había inquietado al Málaga en su única oportunidad en ataque tras una gris primera mitad. Los de Schuster, intensos y dinámicos, habían merecido más ventaja en el marcador.
Amrabat, siempre inquietante, se marcó un jugadón para asistir a Darder en el segundo gol del Málaga. Un tanto de gran factura que plasmaba el peligro del conjunto andaluz en cada contragolpe, comandado por el extremo.
El Villarreal nunca encontró su sitio en el encuentro, ni con la entrada de Gio, que apenas mostró algún detalle de su gran clase, ni después de la estúpida y merecida expulsión de Amrabat. Jaume Costa le barrió un balón con limpieza y el delantero se pasó con Álvarez Izquierdo. Por dos veces le hizo el gesto de que necesitaba gafas, en su cara, y el colegiado lo mandó a la ducha. Faltaba un cuarto de hora para el final, pero nada alteró el mando del Málaga salvo un magnífico remate de Óliver Torres. Preciso con el balón, rápido en los metros finales y ordenado, el Málaga aseguró los tres puntos. Un triunfo convincente que certificó la permanencia y trajo a La Rosaleda el agradable aroma de su reciente etapa gloriosa.
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