La lógica de Márquez
Pese a no haber tenido pretemporada por una lesión, el español, que defiende el título, se impone en una carrera marcada por la caída de Lorenzo y su pulso con Rossi Jack Miller gana en Moto3 y Tito Rabat en Moto2
Pocas veces en una misma carrera pasaron tantas cosas. El estreno del Mundial en Catar, anunciada la temporada como la más igualada de los últimos años, no decepcionó. Nunca hubo tantos pilotos en el grupo delantero, y hacía años que una moto privada (la del equipo Forward) no quedaba por delante de una de fábrica, por mucho que al final se impusiera la lógica de los poderosos y fueran las mejores motos las que subieran al podio: dos Honda y una Yamaha, pues la otra (la de Lorenzo) terminó por los suelos. A pesar de todas las quejas y advertencias previas, a pesar de todas las facilidades que tienen ahora los equipos privados o aquellos como Ducati que llevan largos meses sin oler el champán. Bajo los focos del circuito catarí, con viento fresco, deslumbraron dos nombres propios. Los de dos pilotos a quienes el motociclismo agradece ver competir sobre el mismo asfalto: el mito y el heredero, el maestro y el aprendiz: Valentino Rossi y Marc Márquez. Se encontraron en la pista hace justo un año. Y entonces fue la experiencia del italiano la que se impuso en la carrera. Volvieron a citarse este domingo. Y animaron la noche con una buena selección de adelantamientos: por velocidad, a final de recta; en frenada, a la entrada de una curva; en plena chicane, en defensa del territorio que cada uno creía suyo. Y esta vez fue el joven español quien ganó la batalla y, además, la primera carrera del año. Impuso también su lógica, la del talento de un imberbe dispuesto a escribir la historia.
Es el campeón. Y, aunque algo cojo y renqueante por la fractura de peroné que sufrió hace poco más de un mes, aspiraba a defender el título desde la primera carrera. Dudó si aguantaría al mismo ritmo las 22 vueltas: para no forzar con la pierna malherida cargaba toda la fuerza sobre su brazo derecho y este acababa agarrotado. Pero puestos a vender cara su derrota, apostó a todo o nada desde la parrilla. Fue el único que calzó el neumático con el compuesto más duro, el que menos agarre ofrecía –aunque él dijo durante todo el fin de semana sentirse tan cómodo con uno como con otro–, pero también el que mejor podía resistir toda la carrera. Y bien que lo hizo. Por eso no se preocupó el de Cervera al ser adelantado por Bradl en la salida, ni cuando le pasó también Rossi (vuelta nueve) y se colocó tercero. Las circunstancias y su neumático le pondrían en su sitio.
Con paciencia. Buscando los límites, como siempre. Arriesgando en cada frenada y salvando los arrebatos de su Honda, esos coleteos que tanto le gustan. Ni perdió de vista a Bradl –cayó en la vuelta nueve cuando rodaba en cabeza–, ni luego a Rossi –firmó una remontada excelente desde la décima plaza– cuando este le tomó la delantera. Hubo una diferencia máxima de una décima de segundo entre ambos hasta que a falta de nueve giros para el final y después de una frenada de escándalo –el de Honda dejó la rueda trasera a un palmo del suelo a la entrada de una curva– Márquez se decidió a atacar. Aprovechó la velocidad punta de su RC213V y adelantó a Rossi a final de recta. Se colocó en cabeza y se esforzó por bajar el ritmo, sabedor de que sus rivales sufrirían con las gomas más blandas. Pero el de Yamaha no cedió ni un metro de más. Se mantuvo a una décima, a dos como máximo. Y empezó a buscar los espacios a falta de tres giros. Lo intentó a final de recta, pero no encontró el hueco. A dos vueltas para el final le tomó el interior en una sucesión de curvas a la derecha, en la cuarta para ser exactos. Márquez aceptó el envite. Y se la devolvió a la primera a la izquierda, la sexta. Unos virajes más tarde, se repitió la historia. Y Rossi decidió conformarse con lo que tenía: un segundo puesto en el estreno de la temporada tras una batalla “fantástica” –“Él era más fuerte que yo”, concedió–. Y Márquez volvió a dar espectáculo. Y a ganar.
Rossi terminó por conformarse con la segunda plaza: “Era más fuerte que yo
Lo hizo, además, el día en que Jorge Lorenzo terminó por los suelos en la primera vuelta. Cometió el mallorquín un error de principiante impropio de él: sabedor del tipo de neumáticos que calzaba, más duros, con menos agarre, conocedor de la pista en la que corría, con tantas curvas a la derecha y tan pocas a la izquierda, se fue al suelo en una de las de izquierda, con la goma aún fría. “No lo tuve en cuenta. Hacía tiempo que no hacía un error en carrera, soy humano y me puedo equivocar. El mayor problema es que en el podio han acabado los otros tres favoritos”, confesó finalizada la prueba. El tercero del podio fue Pedrosa, que salió vencedor de una batalla también magnífica con Bautista, que acabó por los suelos. No fue el único. También se cayó Smith, que estaba brindando una de sus mejores carreras en la categoría reina y cayó cuando rodaba quinto. Todos, como si no se hubieran estudiado la lección, tropezaron en las curvas de izquierda. No falló Aleix Espargaró, magnífico durante todo el fin de semana y cuarto clasificado. Él, con una moto open, pone cara a la revolución que se avecina.
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