Agirretxe encuentra oro en el desierto
La Real Sociedad, gracias a un gol del delantero, mantiene su lucha por la Champions y el Valencia se aleja de Europa
Sin riesgo, el fútbol se convierte en pura monotonía: un tablero, unas fichas y un código establecido que no se puede transgredir por el miedo al derrocamiento del rey. Así, con esa actitud, los futbolistas de la Real y del Valencia eran peones obedientes que se movían por las franjas de Anoeta como dos ejércitos disciplinados. El miedo a perder prevaleció durante toda la primera mitad sobre la ilusión de ganar. Y eso que ambos lo necesitaban para mantenerse en puestos europeos, la Real, y para acercarse a la ventanilla donde dispensan los pasaportes, el Valencia. La Real ejercía bien la presión para frenar los acelerones del Valencia que trataba de superarla individualmente, sin éxito, pero luego no sabía qué hacer con ella. Vela jugaba como los extremos de los años setenta, sobre la línea de cal y apenas apuntó un par de pases cruzados sin peligro alguno. El Valencia, a cambio, optaba por la velocidad encontrando mejores soluciones en la pareja formada por Barragán y Feghouli que, en el costado izquierdo, la de Bernat y Piatti. De lo uno y de lo otro, solo se obtuvo una jugada meritoria cuando Jonas empaló un saque de esquina de Parejo (el único que efectuó bien). La Real no obtuvo salario alguno de su trabajo.
Ni un regate, ni un gramo de imaginación, los delanteros agobiados por los defensas, a punto de depresión, el reloj aburrido por su monótono tic-tac, Anoeta en silencio. Con Zurutuza oscurecido, Canales un tanto desordenado, preso de su ambición tras el ninguneo de Pizzi, Carlos Vela amodorrado en la banda, apenas le quedaba a la Real los ramalazos de Griezmann. Pero todo moría muy lejos de Diego Alves.
REAL SOCIEDAD, 1; VALENCIA, 0
Real Sociedad: Bravo; Zaldua, Mikel González, Íñigo Martínez, José Ángel; Zurutuza, Bergara, Canales (Rubén Pardo, m. 76); Vela, Agirretxe (Xabi Prieto, m. 83) y Griezmann. No utilizados: Zubikarai, Carlos Martínez, Elustondo, Seferovic y Chory Castro.
Valencia: Diego Alves; Barragán, Senderos, Víctor Ruiz, Bernat (Míchel,m. 82); Feghouli, Parejo, Keita, Piatti (Fede, m. 55); Jonas y Vargas (Araújo, m. 68). No utilizados: Guaita, João Pereira, Vezo y Javi Fuego.
Goles: 1-0. M. 60. Agirretxe, de cabeza, a pase de José Ángel.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Barragán, Bernat, Míchel, Senderos, Bravo y José Ángel.
23.845 espectadores en Anoeta.
Con la necesidad de ganar, la monotonía era el fruto de la precaución, pero tarde o temprano alguien debía dar un volantazo y pisar el acelerador. En la Real, Vela cambió de autopista y eligió la del centro, harto de ver crecer la hierba bajo sus pies. El Valencia dio un paso de algunos centímetros hacia adelante, gracias a la estabilidad que le proporciona Keita en el centro del campo. Parejo, nefasto en los saques de esquina, lanzó un libre indirecto magnifico que cabeceó Jonas, y el balón acabó entre el poste y una nube de piernas. Pero Jonas estaba en fuera de juego.
A renglón seguido se produjo la jugada más clásica del fútbol y por, ello, de las más bellas. Una salida vertiginosa, un centro violento y combado y un remate de cabeza al más puro estilo de los viejos rematadores a cargo de Agirretxe, portentoso y marcando los tiempos para alojar el balón en el hiero que sujeta la red. El gol no era ni premio para el fútbol de la Real ni castigo para el Valencia. Fue sencillamente un gol, un gran gol que volcó el reloj de Arena de Anoeta. Diez minutos después, ya con espacios para correr, la Real puso sentenciar el partido con un gran pase de Agirretxe que plantó a Griezmann acara a cara con Alves. El portero brasileño, listo y taimado, le fue ganando centímetro a centímetro, mientas el francés pensaba y acabo repeliendo su disparo.
El Valencia no estaba preparado para la heroica, programado para ser sensato y frío y menos tras recibir un gol inesperado. Pero no quedaba otra. El Valencia padecía la decadencia de sus delanteros. Con Alcacer, sancionado, ni Jonas ni Vargas, ni después Araújo fueron ni arietes ni mediapuntas. Barragán seguía siendo el mejor delantero... pero era el lateral derecho, solo ayudado en parte por Feghouli. Pero ambos centraban y nadie remataba. Jonas tuvo el empate en el tramo final del partido, pero Íñigo Martínez llegó a tiempo para poner la puntera y desviar su remate. El Valencia vio alejarse el gol tanto como la frontera de Europa (donde por cierto tan bien la va), la misma que le ha abierto una barrera a la Real. Y todo porque Agirretxe encontró oro en pleno desierto.
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