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El misterio de Messi

La Pulga vomita con asiduidad y en todo tipo de situaciones, pero nadie ha determinado aún las causas de sus malestares

Messi vomitando durante el último amistoso con Argentina.
Messi vomitando durante el último amistoso con Argentina.AP

Puede, como dice el protagonista, que no sea nada. Pero cuando algo se sucede con asiduidad es lógico buscar un porqué. Y ahora se buscan explicaciones a los misteriosos ataques de indisposición que sufre Leo Messi, delantero del Barcelona y de la selección argentina. Las preocupación crece al conocer que no se trata de momentos puntuales, sino que las náuseas y los vómitos forman ya parte del día a día del de Rosario. Los médicos le han hecho todo tipo de pruebas, especialmente estomacales, sobre reflujos gástricos, pruebas alérgicas y retronasales, de modo que lo achacan al estrés. "Pero cuando ocurre en un amistoso, uno no se lo explica", añaden fuentes médicas del Barcelona.

El último ataque —este miércoles en pleno partido amistoso a solo unos meses del Mundial de Brasil— fue transmitido en directo por televisiones de medio mundo. Al comienzo del encuentro contra la selección de Rumania, el líder de la albiceleste se acercó al banquillo. "Tenía arcadas", explicaría después el seleccionador argentino, Alejandro Sabella. Y el delantero pidió un poco de agua. La imagen del 10 —captada solo unos minutos antes— vomitando en pleno partido ha dado la vuelta al mundo. Habían pasado apenas siete minutos del encuentro amistoso, Messi se retorció, se tapó la boca con la mano, vomitó, y se limpió con la manga. No volvió a dar muestras de debilidad en el resto de la noche, que, por cierto, terminó sin goles.

Al finalizar el partido, el jugador restó importancia al asunto: "Es algo que me pasa siempre, que ya me pasó varias veces en mi club también, así que no pasa nada", resumió él, habitualmente parco en palabras. Efectivamente, no era la primera vez que le ocurría, fuentes del equipo recuerdan verle vomitar en alguna pretemporada del mismo modo que asumen que no es extraño verle devolver en los entrenamientos sin que exista una razón aparente. Y aun así, o precisamente por eso, pues puede entenderse que la indisposición no sea mera casualidad, se han encendido todas las alarmas. ¿Qué le ocurre a Messi?

El futbolista, de 26 años, ya había sentido arcadas y malestar en otras ocasiones, vestido con la zamarra argentina y también con la azulgrana. Se le vio, hace solo unas semanas, en la eliminatoria de la Copa del Rey contra la Real en Anoeta. Entonces, el técnico, Gerardo Martino, dio explicaciones: "Estaba engripado, con la nariz tapada y se ahogaba, pero no fue nada grave", concedió en la conferencia de prensa posterior al partido. También le ocurrió, que se sepa, en agosto del año pasado, en un Barça-Levante: tras el descanso, el jugador vomitó varias veces, retorcido, después de luchar para contener las arcadas.

Unos meses antes, al finalizar el primer tiempo del Bolivia-Argentina que se jugaba en La Paz, a 3.650 metros, La Pulga también vomitó. Pero no fue el único que se sintió mal. De hecho, aquel día Di María tuvo que ser retirado en camilla y asistido con un inhalador de oxígeno, de modo que todo se achacó a los efectos del llamado mal de altura.

Una de las primeras veces que se vio a Leo pelearse contra estas sensaciones fue en el partido de ida de la final de la Supercopa del 2011 en el Bernabéu. Messi se llevó la mano al estómago, se dobló, y salió al paso como buenamente pudo para aliviar su malestar. Desde entonces le ha ocurrido en numerosas ocasiones. Él minimiza el asunto en público. Y a los doctores les dice: "Vomito, y ya está". Ellos recuerdan el caso de Guardiola, que vomitaba en el vestuario, pero solo antes de los partidos importantes.

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