Brasil cambia la vida de Neymar

Vestido de amarillo o de azul, igual da mientras la zamarra sea brasileña, Neymar se reencontró en el Soccer City con el gol que a menudo se le niega de azulgrana. Ayer marcó tres (30 en 50 partidos) por uno que suma en el Camp Nou durante el 2014. El 10 de Brasil no tiene el mismo significado ni peso que el 11 del Barça.Aunque no siempre estuvo afortunado en el juego, a veces excesivamente empalagoso, reincidente en el regate y los taconazos, el delantero acertó por fin en la definición después de un par de errores iniciales ante el portero sudafricano y dejó un triplete de ariete clásico en Johanesburgo.

Rápido en la conducción, Neymar aprovechó la falta de marca de los centrales en un balón suelto, enfiló hacia la portería y remató por entre las piernas de Williams, que se venció de mala manera ante el delantero de la Canarinha. El cambio de casaca por parte de Brasil en el descanso no afectó a la puntería de Neymar, que con la segunda equipación se mostró doblemente efectivo: picó la pelota en una vaselina sobre la salida del portero después de ser habilitado por el toque de Fred y poco antes de acabar el encuentro cerró su actuación y la de su equipo con un remate a bocajarro tras una asistencia de cabeza de Jõ a centro de Dani Alves.

Neymar finiquitó un partido muy tranquilo, a menudo plano, escaso de ritmo y de fútbol. Brasil jugó de manera muy cómoda desde el inicio, bendecido por un gol de Óscar, excelente en el desmarque y en el punteo del cuero sobre la salida del meta después de un pase profundo de Hulk, al que en esta ocasión se vio más fino que pesado.

Armados a partir de dos centrales de envergadura (Thiago Silva y David Luiz), de un doble pivote omnipresente (Fernandinho y Paulinho) y de un ariete que carga y descarga (Fred), los brasileños cerraron bien y se desplegaron gustosamente al espacio por las buenas salidas que garantizan los laterales (Rafinha y Marcelo, y después Alves) y los delanteros (Óscar y Neymar). La tibia y adelantada defensa de los Bafana Bafana fue martilleada por Brasil.

Sudáfrica ni siquiera llegó a la portería del discutido Julio César para desespero de una hinchada que se entretuvo con las dichosas vuvezelas. A pesar de asumir por momentos la condición de locales, los muchachos de Igesund se mostraron excesivamente frágiles y penalizaron en las dos áreas, el territorio preferido por los brasileños, efectivos en el quite y el tiro. Livianos físicamente y poco consistentes tácticamente, sin capacidad para presionar, los sudafricanos jamás supieron darle competitividad y emoción al partido. La continuidad del seleccionador se prevé complicada después del decepcionante partido el día en que la sede de la final del Mundial 2010 se homenajeaba a Nelson Mandela: los jugadores llevaron camisetas y brazaletes con el número 46664, el de la celda en la que el líder sudafricano pasó parte de sus 27 años de cárcel.

En la sede de la final del Mundial de 2010 se rindió homenaje a Nelson Mandela

Muy desigualado a nivel colectivo, Neymar convirtió el partido en una cuestión personal, un acto de fe para reivindicase como estrella de la selección anfitriona de la Copa del Mundo. No paró de adornarse con gestos técnicos muy variados, alguno también muy irrelevante, y funcionó bien como compañero y como solista, punto final de Brasil. Así quedó certificado en el tercer gol de su cuenta y quinto del partido. El extenso catálogo de Neymar, en cualquier caso, no empañó el tanto espectacular de Fernandinho. El volante del Manchester City enganchó un tiro espectacular antes de llegar al balcón del área y la pelota se coló por la escuadra derecha del abatido Williams.

A Scolari le salieron bien la mayoría de sus apuestas (Rafinha, Fernandinho, Willian) antes de facilitar el 7 de mayo la lista para el Mundial, sobre todo la de Neymar. Liberado del estrés y la presión que comporta su vida últimamente en el Barcelona de Messi, esta vez recordó su condición de figura en un escenario mundialmente famoso. La pegada de Brasil llevó la firma de Neymar el día que se recordaba a Mandela.