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NBA | HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Columna
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Rusia, gais y Jason Collins

Collins, durante un partido de los Nets.
Collins, durante un partido de los Nets.David Zalubowski (AP)

Hace poco más de una semana, los Nets de Brooklyn firmaron un contrato de 10 días con Jason Collins. La maniobra fue considerada una victoria por parte de dos grupos: los defensores de los derechos de los gais (Collins es homosexual), y los defensores de los pívots de la NBA categóricamente horrorosos (en los últimos cinco años, su media de faltas ha superado su media de puntos).

Los Nets son propiedad de Mijaíl Prokhorov, que procede de la activista escuela de propietarios liderada en la NBA por Mark Cuban. Prokhorov nunca ha rehuido la atención que se le ha dispensado, y es uno de los propietarios más visibles del baloncesto profesional. Considerando estas dos circunstancias, se diría que se podría sacar mucho partido del hecho de que Prokhorov haya contratado a Collins, sobre todo cuando se recuerda que Prokhorov, que fue candidato a la presidencia de Rusia en 2012, tiene una trayectoria de defensor de los derechos de los homosexuales. En respuesta a la prohibición de la “propaganda gay” impuesta en Rusia en 2013, declaró: “Mi postura es muy simple: es un asunto privado. Quién tiene relaciones sexuales con quién es una cuestión personal”. Sin embargo, prácticamente no se ha prestado atención a la nueva conexión de Prokhorov con Collins.

Acabaremos por convertir las noticias en tiras cómicas y a la gente en caricaturas

Esto es lo que he aprendido de los recientes Juegos Olímpicos de Sochi: los deportes olímpicos de invierno tienen tantos defectos como yo recordaba, y los rusos odian a los homosexuales. Por supuesto, esto es una simplificación excesiva de una simplificación excesiva. Las opiniones de los rusos sobre los homosexuales son más matizadas. Aunque el presidente Putin ha aprobado y defendido políticas represivas y regresivas hacia los homosexuales, parece improbable que todo el mundo en Rusia sienta aversión por ellos. Pero en una época dominada por Internet y su capacidad para transmitir información, si no minuciosa, sí rápida, esa ha sido la retórica que se ha servido a los medios de comunicación occidentales, deseosos de reafirmar la condición de hombre del saco de Rusia en la escena internacional.

Si el pívot solo es un tótem gay no podré bromear sobre lo mal que juega

Mijaíl Prokhorov es ruso. Jason Collins es homosexual. Que Prokhorov contrate a Collins no encaja en la retórica conveniente. Por lo tanto, no se habla de ello. Esto es un síntoma de un problema más amplio. Vivimos en una época dominada por la inmediatez. Los relatos se vuelven cada vez más simples. Pueblos, razas, países, nunca son entidades buenas y malas; o son buenas, o son malas. Jason Collins: bueno. Rusia: mala. Nuestros cerebros, apremiados por pasar a lo siguiente, aceptan estos resúmenes y pasan a otra cosa. Al final acabaremos por convertir las noticias en una tira cómica y a la gente en caricaturas. Jason Collins no será nada más que un tótem gay. No me gusta esa idea. Porque si Jason Collins no es nada más que un tótem gay, no podré bromear acerca de lo mal que juega al baloncesto. Y a mí me gusta bromear acerca de lo mal que Jason Collins juega al baloncesto.

Así que no tiremos la toalla. Sigamos esforzándonos. Sigamos pensando por nosotros mismos. Sigamos hablando del hecho de que Jason Collins sea homosexual. Pero no olvidemos lo mal que juega al baloncesto.

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