La solidaridad del depredador
Messi reparte juego y goles mientras recupera su mejor forma desde el puesto de enganche
Messi marcó el sábado un gol de penalti contra el Valencia. El 10 llevaba cuatro meses de sequía en la Liga, aunque casi dos de ellos estuvo lesionado, desde que en la séptima jornada batió al portero del Almería. No solo ha regulado últimamente sus esfuerzos, sobre todo después de la lesión sufrida el 10 de noviembre en campo del Betis y que le tuvo de baja 58 días, sino que ha retrasado su posición en la cancha, tal que fuera un enganche o media punta más que un falso 9, más alejado del área, de la portería, y por tanto del gol, cosa que ahora es patrimonio de muchos en el Barcelona. La carrera del argentino para desbancar a Paulino Alcántara como pichichi de la historia del Barça se ha detenido con la misma brusquedad que sus aspiraciones a revalidar la Bota de Oro.
La duda está en saber si se trata solo de una cuestión de tiempo, el que necesite para ponerse en plena forma, o por el contrario ha decidido reinventarse como futbolista. Ahora mismo no se sabe hasta qué punto le costará al equipo acostumbrarse al nuevo rol de Messi. Ya se sabe por lo demás que el argentino es un especialista en desmentir cualquier tesis que ponga en duda alguna de sus virtudes, y no conviene olvidar que en su reaparición el 9 de enero ante el Getafe en la Copa dejó dos goles, el último maradoniano.
Los delanteros y los centrocampistas asumieron en cualquier caso una mayor responsabilidad goleadora en ausencia del 10. Ahora tratan de mantener sus registros con el argentino en el campo, un objetivo costoso si se tiene en cuenta que los muchachos de Martino estaban acostumbrados a que las jugadas las definiera Messi, punto final del fútbol del Barcelona hasta que se reinventó como 10.
“Tengo la expectativa de que este sea un escenario mejor para Leo”, afirmó ayer el entrenador, que para nada está preocupado por el asunto. “No todo depende de él. También se siente cómodo en otras facetas, como la de dar el gol. Tiene mucho que ver con lo que siente. Me parece algo interesante para el equipo y para Messi, y creo que lo puede recibir de buen agrado”. “De este modo”, prosiguió Martino, “se pueden juntar cinco rivales alrededor suyo para que un pase se transforme en una asistencia. Acostumbrados a los últimos años en que sistemáticamente ha sido el goleador del plantel, me parece interesante que cambie esta faceta; no sé cómo lo siente él”.
“Los goles son una cuestión de equipo”, opina Iniesta. “No creo que fuera negativo que antes metiera muchos de la misma manera que entiendo que debemos intentar marcar todos”. Alexis precisa: “Al equipo le ayuda que nos repartamos los goles; más que ser un goleador me motiva la confianza que me da el entrenador”. Y Adriano matiza: “Leo es imprescindible y su ausencia se nota porque es el número 1; el día que juega, tenemos garantía de goles”.
Messi lleva nueve tantos en la Liga mientras que Alexis suma 13; Pedro, 12; Cesc, 8; Neymar, 7; por dos de Alves, Adriano y Xavi, y uno de Busquets, Bartra e Iniesta. El gol que le dio la Supercopa al Barcelona ante el Atlético fue de Neymar. Y Messi sigue siendo el mejor artillero del equipo en la Champions con seis goles —el doble que Neymar (3)— y también en la Copa del Rey con cuatro, los mismos que Cesc y uno más que Tello. A efectos totales, el argentino es el pichichi azulgrana de la temporada con 19 tantos, por 16 de Pedro, 15 de Alexis, 12 de Cesc y 11 de Neymar, quien desde ayer ya se vuelve a entrenar con balón. Los actuales registros del argentino son en cualquier caso inferiores a los de ejercicios anteriores, también respecto al pasado curso: el porcentaje de sus goles en el total del equipo se ha reducido a la mitad: del 40% al 18%. A cambio, ha aumentado la contribución de los demás delanteros, sobre todo de Pedro y Alexis. El canario ha doblado prácticamente su productividad respecto del año pasado y el chileno ha igualado con su parcial actual su mejor ejercicio goleador desde que llegó al Barça. También resulta interesante constatar la aportación de Cesc, el mayor damnificado como delantero por el regreso de Messi, sobre todo porque el internacional español ha tenido que retrasar su posición a la de interior.
Messi cuenta que está tranquilo. El sábado ni siquiera pareció enfadado cuando se le escapó el empate en un tiro cruzado. “La derrota con el Valencia nos hará más fuertes. Estoy bien”, afirmó el domingo. “Mi hijo me ha cambiado la mentalidad; lo primero es él, y luego viene lo demás”. El 10 cuida de la familia, reparte juego y administra los goles, un papel solidario interesante, y diferente al de falso nueve, un egoísta admirable como depredador.
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