La “yincana” de Martino

Andoni Zubizarreta, en tanto que director deportivo del Barcelona, acompañó ayer al Tata Martino. No es costumbre que lo haga el día antes de un partido de Liga pero las circunstancias invitaron al exportero a ponerse los guantes y asumir responsabilidades tras la dimisión de Rosell por el caso Neymar. Le cubrió las espaldas a Martino y el argentino bajó la pelota al pasto, que por algo fue un fino 10, y valoró la situación con ojos de entrenador. "Centrarnos en nuestro trabajo es la mejor manera de colaborar", dijo el Tata, que invitó al equipo "a seguir haciendo las cosas bien".

Zubi habló como responsable ejecutivo aunque explicó que el viernes, en el vestuario del primer equipo en la ciudad deportiva, le salió "el alma de futbolista" cuando el nuevo presidente explicó que el padre de Neymar les había liberado de la cláusula de confidencialidad que supuestamente pesaba sobre los contratos del brasileño y que lo iban a contar todo. "No he visto nunca un espectáculo como ese, nunca vi a un club enseñar todo, las cifras, el salario de un jugador... Se nos pedía ser absolutamente transparentes y el club lo fue", comentó Zubizarreta.

"Centrarnos en nuestro trabajo es la mejor manera de colaborar", asegura el entrenador

Piensa que desnudarse de esa manera ha sido exagerado, que se han dado "pistas de la estrategia". "Vosotros miráis los precios y yo el menú", dijo al avisar de las ventajas que se le han dado a los competidores. "Me gustaría conocer qué hacen mis rivales cuando contratan". Martino lo valoró como entrenador. "Neymar está bien. No le afectará lo que ha pasado".

Sabe el Tata de situaciones convulsas y de líos en el entorno, de aficiones pasionales. Es de Newell’s Old Boys, donde durante muchos años Eduardo López presidió el club. Acabó en los juzgados, acusado de llevárselo crudo. Acabó imputado por administración fraudulenta durante sus años en la presidencia del club. Hace tiempo que el Tata entendió que en el Barcelona le convenía no meterse en camisa de once varas así que mira mucho al campo y suena sincero al hablar desde el banquillo, porque entendió que venía "a entrenar a un equipo, a tratar de jugar bien y a que el equipo gane". "Es lo que hago y en lo que me centro porque es muy alta la exigencia". El Tata dijo no sentirse más débil por el adiós de Sandro Rosell. "En absoluto, con Bartomeu y con Zubi es con las personas que más he hablado desde julio", dijo. El entrenador argentino lamentó la decisión de su amigo, pero dijo entenderla.

Zubizarreta le miraba con cara de qué bien habla este hombre y terminó por verbalizar lo que suele comentar: es una suerte tener a un entrenador que sortea las trampas de un club de la dimensión del Barcelona con la elegancia del rosarino. Y bromeó al decir que no estaba preparada para el Tata "esta yincana". "No le fichamos para ver si la superaba", dijo, pero reconoció: "En todas las circunstancias, que no han sido sencillas, ha sabido gestionar y asumir las cuestiones deportivas y las no deportivas", le elogió el jefe. "Nada se puede establecer o dimensionar estando fuera; sabía dónde venía y la dimensión. Y conociendo lo de afuera y lo de dentro se trata de saber dónde estás y de convivir y centrarse en lo futbolístico", aseguró Martino. Zubi le dio un tinte más sociológico a su razonamiento y habló de la grandeza diferencial del club como consecuencia de la pluralidad de pensamiento de sus socios.

"Lo que ha servido en muchos momentos para alinearnos y estar juntos también ha provocado distanciamientos", destacó Zubi, que se puso de ejemplo y recordó que una vez vivió un motín de futbolistas que pidió la dimisión de Núñez, el célebre Motín del Hesperia en 1988. "Es la fuerza de este club para dar una respuesta enorme y de superación. Todos nos sentimos muy protegidos bajo el paraguas del Barça. Prefiero una institución así que un club lineal y de pensamiento único", concluyó Zubizarreta. A su lado, Martino pensaba en que hoy tiene otra prueba en la "yincana": juega el Málaga en el Camp Nou.