“Soy bueno, me lo merezco”
Las reflexiones de Wawrinka sobre su progresión, su cambio de mentalidad y su carrera antes del encuentro ante Nadal
Stanislas Wawrinka (Lausana, Suiza, 1985) buscará este domingo ante Rafael Nadal su primer título grande en su primera final de la categoría. Horas antes de ese partido decisivo, habla con EL PAÍS y The New York Times mientras se bebe un batido. Está relajado. Sonriente. Abierto a hablar de la vida, de tácticas y de 007.
Pregunta. Llega a su primera final grande con 28 años y siendo padre...
Respuesta. Cuando eres padre, cuando tienes familia, hay momentos bonitos y hay momentos duros. En la vida de un tenista se viaja mucho, 10 meses al año. Llevo cuatro semanas fuera de casa. Es muy duro no ver a mi mujer y a mi niña. Es un sacrificio. Me ha ayudado a crecer, a ser más maduro, porque tengo una responsabilidad, una familia, una niña a la que tengo que cuidar.
P. "Mi hija prefiere que pierda", dijo tras ganar en semifinales...
R. Los niños dicen lo que piensan. No entiende lo que significa para mí ganar o perder, lo importante que es. Lo que sabe es que si pierdo vuelvo a casa. Eso me dijo el año pasado: ‘No estoy contenta de que hayas ganado, porque te quedas ahí más días y te quiero ver’. Es duro.
P. Quienes le conocen hablan de un chico entrañable y muy tímido. ¿Cómo afronta jugar en la central y frente a los ojos del mundo?
R. Estoy jugando mejor porque soy más maduro, estoy más relajado y soy más feliz en mi vida privada y también en la pista. Soy más yo mismo. Ya no soy tan tímido como para no ser yo mismo. No tengo problemas en jugar delante de 15.000 personas porque sé que si estoy ahí es porque me lo merezco, porque soy lo suficientemente bueno. Ya no pienso: ‘Quizás aquí debería estar otro’. Esa es una gran parte de que esté jugando bien. Aceptar lo que pasa. Saber que me lo merezco porque me estoy entrenando duro para estar ahí.
P. ¿Cómo ha combatido la presión de la final?
R. Fui a un museo a ver la exposición que recoge los 50 años de James Bond. Fue fantástico. Soy un gran fan. Me fui con mi música, solo, para pasar tiempo lejos del tenis.
Antes de la final he ido a un museo a ver la exposición sobre los 50 años de James Bond"
P. En la central, ¿espera sentirse como un 007?
R. Ya me gustaría. Todos soñamos con eso.
P. A usted, que juega con revés a una mano, se le da bien manejar la pelota alta de Nadal, al contrario que a Roger Federer. ¿Por qué?
R. Hombre, muy bien no lo hago porque todavía no le he ganado [al español, en 12 enfrentamientos]. Mi revés es muy fuerte. Puedo jugar muy duro desde la línea de fondo. Por eso, aunque esté muy lejos de la línea (aculado contra la valla) puedo jugar muy fuerte, sin darle esta bola blandita que él pueda atacar. El único camino para ganarle es mantenerme con él en los intercambios y jugarle duro intentando pegar todo lo que pueda con mi derecha para tomar ventaja.
P. De niño, fue a entrenarse en España. ¿Qué aprendió?
R. Los españoles son magníficos. Saben cómo trabajar. Para ellos todo se trata de pasar tiempo sobre la pista, de entrenarse y entrenarse. Es el único camino para ser un jugador top. La primera vez que fui, con 14 años, fue durante las vacaciones del colegio. Dos semanas. Con 17 empecé a ir con más frecuencia, en estancias de un mes, por ejemplo en invierno, porque ahí puedes entrenarte al aire libre. El tenis era y es mi pasión. Disfrutaba de entrenarme, de estar ahí. No lo viví como un problema, sino como una gran oportunidad. Fue una escuela de vida: visitar diferentes países y aprender de diferentes culturas.
P. Llega a su primera final con 28 años. Boris Becker disputó la de Wimbledon con 17. ¿Por qué ya no tienen éxito los adolescentes?
R. Creo que es una cuestión física. Hemos mejorado mucho con respecto a hace una década. Los jóvenes no están listos. Cuando Becker tenía 17 años, era igual que un tenista de 26. Ahora no, es completamente diferente. Todos somos más profesionales. Por eso podemos jugar más tiempo. Yo tuve suerte. Con 22 años ya era top-10 Luego, durante cuatro años, estuve en el top-20. Ahora estoy sorprendido por lo bien que estoy, lo alto que estoy en el ránking. Durante cuatro años fui top-20 porque ese era mi nivel, porque no encontraba un camino para ganar más partidos. He cambiado un poco.
El partido de 2013 contra Djokovic me
dio una gran confianza en mí mismo"
P. ¿Qué es lo que le hizo cambiar? En 2013, empezó a trabajar con Magnus Norman, que llevó a Soderling a eliminar a Nadal de Roland Garros pese a su 0-12 en el cara a cara, el mismo que tiene con usted.
R. El partido de 2013 con Djokovic aquí [perdió 10-12 en el quinto set]. Me dio una gran confianza en mí mismo. Me enseñó que estaba cerca de los mejores. En mi interior vi que tenía el nivel para jugar con ellos en los grandes. Me enseñó que estaba haciendo lo correcto. Empecé el año muy bien. Luego, Magnus Norman empezó a trabajar conmigo en abril. Llegó en el momento justo para ayudarme a ir más lejos, a no pararme donde estaba. Me aporta confianza. Trabaja duro, como yo, y es muy tranquilo. No necesita estar en la portada de los periódicos. Somos parecidos.
P. En 2007, se lesionó una rodilla en la Davis. ¿Qué aprendió?
R. Tuve suerte de que todo saliera bien. Tiene que ver mucho con la mentalidad, con aceptar las cosas que pasan, pero no como que han pasado, sino desde el punto de vista de decirse a uno mismo: ‘¿Qué quiero hacer para ser mejor jugador?’. Por eso soy el jugador que soy: cada día que me entreno quiero empujarme a ser mejor.
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