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Sin color en Los Cármenes

Granada y Osasuna empatan un partido que perdió fuerza con el paso del tiempo y terminó por conformar a ambos equipos

Gorka R. Pérez
Piti pasa el balón ante Marc Beltran
Piti pasa el balón ante Marc BeltranMIGUEL ANGEL MOLINA (EFE)

Aunque el Granada salió con ganas de pintar con plantilla un partido para el que se había preparado en el taller, no consiguió encontrar un lienzo plano en el que demostrarlo. A Osasuna le bastó con gastarle la pintura a fuerza de tirar agua sobre cualquier trazo, guardar su estampa inicial y poner a prueba la paciencia del artista. Sin demasiadas fuerzas y con la paleta vacía por el intento, el Granada, que no perdió la fe en encontrar la inspiración en cualquier instante, chocó contra una noche de esas de las que solo Serrat saca alguna partitura.

Lo intentaron los andaluces jugando por las bandas como recurso subterráneo. Los movimientos hacia el interior de Piti y Brahimi daban libertad a sus laterales para incorporarse por sorpresa. Así, Nyom y Angulo llegaban por un carril limpio y verde para poder centrar sin oposición. En la fabricación intervenían también Recio y Rico, dos medios a los que protegió Iturra, un todoterreno con pulmones de hierro. El chileno se bastaba para robarle las intenciones a Osasuna, por escasas que fueran estas, sin más intención que contener lo que tenía enfrente, y para liberar a sus compañeros. Sobretodo a Piti, quizás el menos veloz de los atacantes, pero el que más limpio tenía el cuaderno para ir anotando un pase aquí y otro allá.

Granada, 0 - Osasuna, 0

Granada: Roberto; Nyom, Mainz, Murillo, Angulo; Iturra, Fran Rico, Recio; Piti, Brahimi y El-Arabi (Riki, m. 69). No utilizados: Karnezis, Dani Benítez, Buonanotte, Coeff, Foulquier, Riki y Pereira.

Osasuna: Riesgo; Marc Bertrán, Loties, Arribas, Damiá; Lolo, Silva, Cejudo (Roberto Torres, m. 66), De las Cuevas (Acuña, m. 81), Armenteros y Oriol Riera (Oier, m. 88). No utilizados: Cantero, Flaño, Raoul Loé, Puñal.

Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a Marc Bertrán, Fran Rico, Lolo, Arribas.

Unos 11.000 espectadores en Los Cármenes.

A Osasuna no le agobiaba la sensación de encierro, no es algo nuevo para los navarros, pero sí la incapacidad para hacer buena la custodia de su guarida. Muy lejos de Oriol Riera y de De las Cuevas, solo Cejudo dispuso de alguna ocasión para levantar la cabeza. A Silva, ayer junto a Lolo en el centro del campo, le preocupa más contener la llegada del Granada que fabricar la suya. En un contragolpe mal finalizado por Riera, que remató desviado ante Roberto, demostraron los navarros que en ocasiones desde la retaguardia se ven con facilidad los espacios ajenos.

Una idea en la que Brahimi, un extremo que a la que puede abandona la banda para bandolear por el centro, profundizó en varias internadas. El argelino supo utilizar los espacios que le generaba El Arabi para rematar ante un Riesgo que sustituía a Andrés tras la expulsión del murciano ante el Betis. Sin embargo, el delantero francés de origen marroquí funcionó mejor como asistente que como intérprete final, como cuando entregó a Recio un balón claro en la frontal del área que el medio no supo cuadrar ante la portería de Osasuna.

Pero en la batalla del desgaste quien propone pero no resuelve termina por pagarlo. Y defender ordenado, en el fondo, desgasta poco. Por eso oxigenó al equipo Lucas Alcaraz con la entrada de Riki por un exhausto El Arabi, sería su único cambio en el partido, señal de que poco podía cambiar para mejorar lo que intentaba su equipo, y refrescó Javi Gracia a Osasuna con Roberto Torres. Dos movimientos que cambiaron poco un tablero con el dibujo descubierto.

Sin casillas que colorear el partido se fue ennegreciendo a la espera de alguna pincelada rebelde. No hubo rastro de algún brochazo si quiera por lo que solo quedaba recoger la bata y evitar que cayera alguna gota que emborronase el cuadro. Porque los empates no ensucian, pero tampoco lucen. Y así cuesta menos regresar al taller.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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