La salida de pista de Schumacher
El fiscal asegura que la zona estaba bien señalizada y que el expiloto no socorrió a nadie
Michael Schumacher, el mito más grande que ha dado nunca el automovilismo, lleva más de 10 días ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario de Grenoble, en Francia, aunque todavía no es posible señalar cuál fue la principal causa que provocó que perdiera el control de sus esquíes el pasado domingo 29 de diciembre, mientras esquiaba en la estación de Méribel, en los Alpes franceses, y se precipitara de cabeza contra una roca. Desde aquel día, Schumacher está en coma, ha sido sometido a dos intervenciones cerebrales con tal de reducirle la presión intracraneal, y aunque permanece estable, su estado es crítico y aún no puede decirse que su vida esté fuera de peligro. Hasta este momento, todas las informaciones alrededor del percance procedían de los doctores de la clínica que se encargan de él o de Sabine Kehm, la que ha sido su portavoz en su etapa en la F-1. Este miércoles fue el turno de una tercera vía, la fiscalía de Albertville, que ya había anunciado que iba a abrir una investigación para tratar de esclarecer lo ocurrido y dirimir responsabilidades, en caso de que lo considerara oportuno.
Patrick Quincy, el fiscal, hizo un repaso a los elementos que su equipo maneja en las pesquisas. Algunos de ellos coinciden con los datos que hasta ahora habían trascendido. Otros, no. Básicamente, el instructor opera a partir de las declaraciones de los testimonios de los esquiadores que acompañaban al expiloto y de la grabación que recogió la cámara que llevaba instalada en el casco, además del material de esquí. Después de los análisis de los expertos, la evidencia más potente indica que el heptacampeón se golpeó la cabeza con una roca situada ocho metros más allá de los límites de la pista, y que no ayudó a ningún compañero, como inicialmente había declarado su portavoz.
“La investigación está avanzada. Hemos hablado con testigos, personal de la estación de esquí, hemos visto el lugar de los hechos, consultado con expertos y examinado la grabación de la cámara secuencia por secuencia para dictaminar la velocidad y la distancia con el borde de la pista”, dijo Quincy. “El 29 de diciembre, sobre las 11.00, a 2.700 metros en la estación de Méribel, Schumacher desciende hasta una intersección entre dos pistas, sigue la pista roja y se encuentra de repente fuera de las pistas. Avanza, pierde el equilibrio y el cuerpo se echa hacia delante. La roca está a ocho metros del borde la pista, se golpea y queda tumbado a nueve metros de la pista”.
El fiscal reconoció que se conoce el itinerario que siguió el alemán pero no la velocidad que llevaba en el momento en que se descontroló —“es difícil de valorar”, dijo—. Sentado a su lado, Stéphane Bozon, comandante de la gendarmería francesa, trató de afinar un poco más: “Es evidente que es un muy buen esquiador. Iba más allá del límite de la pista, descendía a una velocidad sin forzar, había pocas curvas y trazas de los esquís paralelos. Era una velocidad de un buen esquiador en un terreno no muy pendiente”.
Quincy no quiso especular sobre una posible imprudencia del excorredor de Kerpen —“ahora mismo no voy a responder a esta pregunta”—, pero sí confirmó que la zona estaba balizada “conforme a las reglas”, y fue muy claro a la hora de desmentir que Schumi hubiera ido a ayudar a nadie. “Según lo que hemos visto, no hay ese elemento. No se ve que vaya a socorrer a ningún amigo. La grabación solo dura dos minutos y el campo de visión es muy limitado”, zanjó el representante del ministerio público.
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