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Ejercicio de intensidad del Sevilla

El equipo de Emery, guiado por Rakitic y Bacca, somete a un Getafe superado por el poderío físico de los andaluces

Rafael Pineda
Marko Marin pelea por el balón con Pablo Sarabia
Marko Marin pelea por el balón con Pablo Sarabia Julio Muñoz (EFE)

Sin dar la mínima opción al Getafe, al que superó desde el primer minuto, el Sevilla se regaló un gran partido para confirmar su crecimiento en busca de los puestos europeos. Los de Emery afrontaron el choque con una intensidad encomiable y el buen trabajo de todo el grupo fue sostenido por una columna vertebral que aunó oficio y calidad. Fazio, M’bia, Rakitic y Bacca deslumbraron en la matinal sevillana, con el Sánchez Pizjuán casi lleno. Un escenario donde nunca apareció el Getafe, empequeñecido y superado sin remisión por los pases de Rakitic, la defensa y la presión de Fazio y M’bia y el gol de Bacca. El colombiano, una de las revelaciones de la Liga, no solo marca, sino que también da pases de gol. Así lo hizo en el primero con Vitolo y en el tercero con Rakitic, que redondeó su espléndida actuación con su tanto. Claro, que para que el croata rinda como lo hace hay un enorme trabajo de todos sus compañeros, muy solidarios en el campo, como Reyes, desconocido en su gran tarea defensiva. Por ahí también se cuece este buen Sevilla que construye Emery y que con actuaciones así presenta su candidatura al cuarto puesto. Ahora, mientras sus rivales se pelean en la Copa, el equipo andaluz disfrutará de siete días para preparar sus partidos.

SEVILLA, 3 - GETAFE, 0

Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Carriço, Fernando Navarro; Vitolo, Rakitic, M'bia (Trochowski, m. 84), Reyes (Marin, m. 73); Gameiro (Cristóforo, m. 73) y Bacca. No utilizados: Varas; Moi, Jairo y Carlos Fernández.

Getafe: Moyà; Arroyo, Lisandro, Alexis, Escudero; Borja, Mosquera (Lacen, m. 60); Pedro Léon, Lafita, Diego Castro (Sarabia, m. 56) y Colunga (Ciprian, m. 70). No utilizados: Codina; Valera, Rafa y Gavilán.

Goles: 1-0. M. 33. Vitolo, tras buena pared con Bacca. 2-0. M. 55. Bacca. 3-0. M. 76. Rakitic.

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Rakitic, Arroyo, Fernando Navarro y Lisandro.

Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 37.000 espectadores.

Viene recuperando el Sevilla señas de identidad de su época más gloriosa, en la que se dedicaba a coleccionar títulos. La intensidad con la que afronta los partidos es una de ellas, cualidad que cobra especial relevancia en un Sánchez Pizjuán casi lleno, al que ha vuelto a acudir el aficionado. Una pasión en la disputa de los encuentros que tiene la pausa de un futbolista cuyo crecimiento empieza a ser más que llamativo. No es otro que Rakitic, guardián de las esencias del fútbol, amante del pase y, en definitiva, de hacerle la vida más fácil a sus compañeros. El repertorio del croata ante el Getafe fue estupendo, combinando a la perfección el juego en largo y en corto, asombrando a unos rivales sorprendidos por la fogosidad del Sevilla. Quizás obligado por las bajas, caso de Diogo, Cala, Iborra y Alberto Moreno, regresó a Nervión la versión más valiente de Emery, que dispuso un Sevilla con Rakitic de mediocentro, dos delanteros puros, Gameiro y Bacca, ayudados por Reyes y Vitolo, que tampoco son unos ases en la tarea de defender. Un equipo descaradamente ofensivo que encaró el partido sin tregua, sometiendo al Getafe a un acoso despiadado desde el minuto uno. Luis García no paraba de hacer gestos en la banda, intentando reanimar a unos futbolistas superados por la avalancha del Sevilla. Quizás el equipo madrileño esperaba un duelo más tranquilo, seguramente su técnico no, conocedor de las virtudes del Sevilla. Ni Pedro León ni Colunga dieron muestra de reacción ante un rival profundo, que fue acumulando ocasiones y acercamientos al área del Getafe.

Gameiro envió al palo tras un gran pase de Reyes, la antesala del tanto de Vitolo. El canario recibió un buen balón de Gameiro y batió a Moyà con un disparo que pasó entre sus piernas. Un gol que hizo justicia y que, además, templó los ánimos del Sevilla. El único riesgo que corría el equipo de Emery surgían de las entradas a destiempo de Rakitic, que se jugó la expulsión tras ver la primera amarilla por una mano. Su entrada a Pedro León, que al fin apareció, pudo costarle muy cara.

El Sevilla encarriló el encuentro en otra de sus especialidades. Emery trabaja sin descanso la estrategia y el segundo gol premió la insistencia del vasco. Una falta muy bien sacada por Rakitic fue rematada al área pequeña por Fazio. Ahí apareció rápido Bacca para hacer el segundo tanto, que marcaba casi de forma definitiva las diferencias entre el exuberante Sevilla y un Getafe mucho más plomizo, superado por la fuerza de su rival, que jamás se cansó de correr. El equipo de Luis García solo brilló en algún lanzamiento lejano de Pedro León y se encogió ante la agresividad del Sevilla, que no le dio respiro. Jamás puso en entredicho la supremacía de un contrincante al alza.

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