Un ‘ultranegocio’
El líder de la ‘barra brava’ del Independiente negocia con las entradas preferenciales del homenaje a Gaby Milito
Gabriel Milito, el defensa central que fue estrella del Zaragoza campeón de la Copa del Rey 2004 y figura clave en el vestuario del Barça de Pep Guardiola, tuvo esta madrugada su partido homenaje en el club donde comenzó y acabó su carrera. El campo del Independiente de Avellaneda abrió sus puertas para despedir al Mariscal, y allí estuvieron Forlán, Mascherano, Zanetti...
Pero la noticia, en realidad, no estuvo bajo las luces del estadio Libertadores de América sino en las sombras. Los días previos al evento, mientras los hinchas genuinos de los Diablos Rojos acudían a comprar sus entradas a los lugares autorizados, Pablo Bebote Álvarez, aquel siniestro personaje que amenazaba al periodista Jon Sistiaga en un reportaje sobre las barras bravas argentinas emitido por Canal +, ponía abiertamente a la venta a través de Facebook un lote propio. Bebote, líder de los ultras del Independiente, ofrecía ubicaciones preferenciales al mismo precio que costaban las entradas más económicas en las taquillas oficiales. Y adquirirlas era tan fácil como llamar por teléfono, dar un nombre e ir a buscarlas a un bar en las cercanías del club. Sin necesidad de ocultarse, con absoluta impunidad. Y aún más grave, ni siquiera podía hablarse de reventa. Sus boletos provenían de las localidades de protocolo, que la firma organizadora —Imagen Deportiva, la misma que montó los partidos de Los amigos de Messi— entregó al club para invitaciones especiales.
Un fiscal ya investiga las conexiones entre los radicales de River y los dirigentes del club
El hecho aconteció en un momento donde el tema de los negocios espurios escondidos tras la venta de entradas para acontecimientos celebrados en campos de fútbol está muy candente en Argentina. Días atrás quedó al descubierto una trama para desviar de los circuitos habituales entradas para partidos y conciertos en el estadio del River Plate. El fiscal José Campagnoli lleva un año y medio investigando el caso, en el que están implicados Daniel Passarella (capitán de Argentina en el Mundial 78 y hasta hace dos semanas presidente del River), otros dirigentes de la entidad y los líderes de Los Borrachos del Tablón, la barra brava del club.
Una serie de escuchas telefónicas, dadas a conocer por el periódico deportivo Olé, dejan entrever la estrecha relación existente entre unos y otros, que serían socios en el negocio de comercializar entradas por una vía alternativa y repartirse las ganancias. Pero el tema llega incluso más lejos. Matías Goñi, uno de los jefes de la tribuna del River, es empleado en la secretaría de Industria del país, y en algunas de esas conversaciones alardea de sus visitas a la Casa Rosada (sede del Gobierno) y a la residencia presidencial.
Matías Goñi, uno de los jefes de la tribuna del River, es empleado en la secretaría de Industria del país
La vinculación de las barras bravas, que en buena medida controlan el fútbol argentino desde los años noventa, con los dirigentes de sus clubes y gente de la política no es ninguna novedad. En ella radica la fuerza de estos grupos, que han pasado de ser los violentos que se enfrentaban a muerte con sus pares rivales a convertirse en sociedades ocultas con grandes beneficios económicos.
Si las escuchas telefónicas obtenidas por el fiscal Campagnoli se convirtieran en pruebas efectivas podría saberse hasta dónde llegan esas siniestras conexiones de las barras bravas. Pero existe un inconveniente. El pasado 13 de diciembre, el citado fiscal fue suspendido de su cargo por un presunto “mal desempeño” de sus funciones. Campagnoli investiga también la causa de Lázaro Báez, supuesto testaferro del matrimonio Kirchner en múltiples negocios no del todo transparentes. Si el fiscal no es restablecido es probable que la causa de los ultras quede en vía muerta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.