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HISTORIAS DE UN TÍO ALTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

LeBron James no es divertido

La estrella de Miami es el mejor jugador de baloncesto del mundo pero es incapaz de generar empatía con sus seguidores

LeBron James en el partido que enfrentó a Miami Heat con Boston Celtics.
LeBron James en el partido que enfrentó a Miami Heat con Boston Celtics.CHRIS TROTMAN (AFP)

Estoy viendo un partido de los Heat de Miami cuando, durante una pausa publicitaria, aparece en la pantalla una imagen familiar. Es un hombre musculoso, con poco pelo y piel oscura, que también resulta que es el mejor jugador de baloncesto del mundo. En el anuncio, este hombre descubre que un grupo de niños está esperando en la puerta de su mansión de Miami de tropecientos millones de dólares y, como un flautista de Hamelín del baloncesto, lleva a los chicos a dar una vuelta improvisada por esta ciudad.

El anuncio pretende venderme la idea de que sería muy divertido pasar el rato con LeBron James, pero no puedo evitar caer en la cuenta de algo: no parece que sea muy divertido. Incluso en el entorno controlado y preparado del rodaje de un anuncio, James no tiene una verdadera capacidad para conectar con los pobres que pagan su sueldo. Y eso me lleva a pensar en una de las grandes paradojas de la NBA: como es posible que sea el mejor jugador de todos los tiempos, es imposible hablar de la NBA sin hablar también de LeBron, pero hablar de LeBron no es tan divertido.

Esto normalmente no es así. Normalmente, es realmente divertido hablar de los atletas de élite. O los queremos o los odiamos, y nos desviviremos por explicar a la gente por qué debería hacerlo también. Por supuesto, hacemos esto no solo porque son grandes atletas, sino que lo hacemos porque hemos observado algo en sus personalidades que ha provocado una reacción en nosotros. Una característica definible que los diferencia. La jovialidad engreída de Mohamed Alí. El automenosprecio bromista de Pelé. La tranquilidad despiadada de Michael Jordan.

Pero LeBron no provoca ni mucho amor ni mucho odio, en gran medida porque parece imposible conocerle. Parece tan fabricado como las zapatillas que vende. No ha construido una personalidad; ha construido lo que él cree que debería ser su personalidad. Y aunque no soy psicólogo, no puedo evitar pensar que esto se debe a algo. Concretamente, a que LeBron James siempre ha sido el mejor. Nunca se ha enfrentado con rivales a los que no pudiese vencer, porque nadie puede vencerle. El resultado es lo que tenemos: el mejor jugador de baloncesto del mundo no puede imaginárselo de otra manera. LeBron James es un ciborg del baloncesto que, como todos los ciborgs, no puede entender por qué se da tanta importancia al hecho de ser indestructible.

En el anuncio de Nike, después de que James deje a los chavales para poder entrenarse, después de jugar al baloncesto callejero en una cancha local y después de volver a casa corriendo con su grupo de acólitos detrás de él, LeBron engancha su mochila Nike, dice adiós a los chavales con la mano, y luego se abren unas puertas de hierro para permitirle entrar en casa. Una vez dentro, las puertas se cierran dejando a los niños en la calle. No podría ser más apropiado. Lebron James siempre ha vivido en una mansión. Y como lo ha hecho, los aficionados al baloncesto siempre se quedarán al otro lado de la valla.

Incluso en el entorno controlado del rodaje de un anuncio,el mejor jugador del mundo no sabe conectar con la gente

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