El disfrute de Red Bull, el fastidio de Ferrari
Mientras el equipo energético sigue evolucionando el coche de Vettel, la Scuderia se limita a rodar sin probar nada de cara a 2014
Aseguran aquellos extranjeros que por una u otra razón se han visto viviendo en India que el colorido del país es único, algo que en este caso es perfectamente aplicable al circuito de Delhi, donde hay colores que dicen muchísimo aunque por razones algo distintas. El amarillo fosforito, por ejemplo. Ese es el tono de la parafina, el líquido con el que las escuderías impregnan los alerones cuando los estrenan, para poder analizar después cómo el aire incide en ellos y de este modo comprobar si los datos que manejan se corresponden con la realidad, ya sobre el terreno. A estas alturas del Mundial y tal como están las cosas, Red Bull no para de desplazar componentes nuevos a pesar de encontrarse a un centímetro de obtener su cuarto doblete consecutivo con Sebastian Vettel como principal protagonista.
El alemán se encasquetará su cuarta corona consecutiva siempre que este domingo (10:30 horas, Antena 3 y TV3) cruce la meta entre los cinco primeros independientemente de lo que haga Fernando Alonso, el único que aún tiene opciones matemáticas, por diminutas que sean, de demorar el alirón. Sin embargo, todos los elementos parecen alineados para que la escudería del búfalo rojo se de un fiestón y llene de confeti a su buque insignia. Vettel se ha impuesto en este escenario en las dos ediciones que se han celebrado hasta el momento -India ya no figura en el calendario de 2014- y acumula cinco victorias de carrerilla, su mejor racha en la F-1. Para rematarlo dispone del RB9, convertido en un auténtico cohete desde que en verano le pillaron el truco. A partir de Bélgica (25 de agosto), el tricampeón ha sido el más rápido en cinco de las últimas seis primeras jornadas de ensayos -en Corea le superó Hamilton por una décima-, como también ocurrió este viernes.
Que Red Bull tenga el título a la vuelta de la esquina y siga revitalizando su prototipo supone varias cosas. Por un lado refleja de maravilla la filosofía de la tropa de Milton Keynes y de Adrian Newey, su capitán general, esa que persigue la superación por sistema incluso cuando las cosas están más que vistas para sentencia. Y a la vez, deja con las vergüenzas al aire a la competencia. Si esta debía ser una temporada tremendamente igualada debido a la estanqueidad en el reglamento técnico, la estructura energética ha vuelto a pillar a trasmano al resto del pelotón, que en estos momentos languidece y se limita a dar vueltas mientras cuenta los días hasta que se cierre el telón en Brasil (24 de noviembre). “El coche es el mismo que en los últimos grandes premios, ahora nos limitamos a intentar disfrutar en la pista”, reconoce Alonso, el quinto más veloz en los primeros entrenamientos en Delhi, a siete décimas de Vettel.
Los hay, como McLaren, que le dan la vuelta al monoplaza con tal de experimentar para ver si los ingenieros rascan algo con vistas al curso que viene, siendo conscientes en Woking de que difícilmente se hundirán más. O no. “Hemos probado una configuración muy radical, alejada de lo que habíamos hecho los dos últimos años, pero ha ido mal”, decía Jenson Button, el décimo, a más de un segundo de la cabeza. “Desde el punto de vista aerodinámico”, argumenta en conversación con este periódico Pat Fry, director técnico de Ferrari, “sería bastante fácil reducir el downforce (la fuerza vertical que pega el bólido al suelo) para tratar de equipararlo a los niveles que creemos que tendemos el año que viene”. Aunque matiza: “Pero eso supondría tener que diseñar toda una carrocería nueva. Y lo mismo pasa con el motor. El régimen de giro de los actuales V8 no tendrá nada que ver con los de 2014. Todo ello supondría un esfuerzo y una inversión demasiado potente para un retorno muy pequeño”. En estas cuatro carreras, el disfrute de unos será directamente proporcional al fastidio de los otros.
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