España mete la directa y desmantela a Serbia
Rudy Fernández y Sergio Rodríguez lideran el monólogo español camino de las semifinales (60-90) ● Francia, rival mañana
España le metió a Serbia un tremendo meneo, de tal calibre que destiñó la igualdad que se le suponen a unos cuartos de final de un Europeo. El ciclón de juego, la paliza que le endosó a su atónito rival, supone el mejor reconstituyente para la escuadra de Juan Antonio Orenga, que llegó a la cita dubitativa y con tres derrotas a sus espaldas. España disputará el viernes las semifinales contra Francia, que derrotó a la anfitriona Eslovenia por 62-72, y no solo mantiene sino que refuerza sus opciones de conquistar el oro europeo por tercera vez consecutiva.
El deshielo español fue instantáneo. El equipo de Orenga metió una, dos, tres marchas más de las que empleó en los ocho partidos anteriores. Su agresividad ofensiva y sus ayudas y rapidez de manos en defensa abrumaron a la escuadra de Ivkovic. Les pesaron las pérdidas de balón y la inferioridad en el rebote a los serbios, que cuentan con un equipo con siete jugadores menores de 23 años, y que salvo Krstic y Bjelica carecen de piezas de alta gama. Habían dado buena pinta con victorias ante Lituania y Francia, pero también se habían entrevisto sus carencias en sus derrotas frente a Macedonia, Montenegro y Ucrania. Sus jugadores fueron claudicando uno por uno. Un equipo, España, se exhibió pletórico, en todo su esplendor; y el otro, Serbia, trató simplemente de mantenerse en pie y no recibir un castigo excesivo. El duelo no tuvo color.
SERBIA, 60 - ESPAÑA, 90
SERBIA: Nedovic (6), Kalinic (2), Bogdanovic (2), Bjelica (2) y Nenad Krstic (4) --quinteto inicial--; Markovic (-), Micic (8), Nemanja Krstic (3), Gagic (7), Andjusic (11), Katic (11) y Stimac (4).
ESPAÑA: Rubio (5), Calderón (3), Fernández (19), Claver (9) y Marc Gasol (7) --quinteto inicial--; Rodríguez (22), Llull (5), San Emeterio (6), Aguilar (8), Mumbrú (2), Gabriel (4) y Rey (-).
PARCIALES: 5-21, 18-27, 16-25, 21-17.
PABELLÓN: Stozice Arena de Ljubljana. 7610 espectadores.
Rudy Fernández se erigió en el primer azote del equipo serbio. Ni Kalinic ni Andjusic pudieron con él. El capitán español los rebasó con la misma facilidad con la que, acto seguido, Sergio Rodríguez desarmó a Nedovic y Micic. Le faltaban piezas a Ivkovic. Bjelica no le tomó la medida Claver y Krstic tuvo muy poco que decir frente a Marc Gasol. Uno de los mínimos contratiempos para el equipo español volvió a ser la rapidez con la que Marc sumó la segunda falta. Los serbios, en su desesperación, se fueron descaradamente al choque físico contra el torreón español. Una carta a la desesperada. Orenga se demoró unos segundos en sustituirlo. Marc estuvo a punto de perder los nervios en las refriegas. No pasó a mayores el asunto.
España prosiguió su monólogo, con la ayuda también de una defensa en zona 2-3 que prolongó la sequía anotadora serbia, sobrecogedora en un primer cuarto en el que solo sumó cinco puntos. Jugadores que habían tenido muy poca participación o nula incidencia en el torneo, como Aguilar o Llull, engranaron esta vez a la perfección. La exuberancia del juego español fue tal que las diferencias llegaron a ser estratosféricas, de 20, 30... hasta 40 puntos.
El partido estaba ya roto antes del descanso, pero España, concienciada y herida por su desplome ante Italia el pasado lunes cuando dominaba por 15 puntos en el último cuarto, no bajó apenas el pistón. Los jugadores españoles deseaban quitarse de encima el mal sabor de boca de aquel partido y encontrar por fin las buenas sensaciones que habían echado de menos a lo largo de las dos semanas y media de campeonato. Mediado el tercer cuarto, Llull puso los 40 puntos de por medio (29-69) y entonces ya sí, Orenga empezó a dosificar abiertamente a sus mejores jugadores. Le esperan las semifinales a un equipo que por fin se reconoció a sí mismo en la cancha y se reencontró con su mejor juego.
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