Isco desata la marabunta
Un tanto del malagueño dispara a un Madrid abrumador hacia una goleada estruendosa (1-6) tras la pesadilla de Casillas, lesionado al inicio, y una excelente parada de Diego López con cero a cero
La noche de Casillas fue una pesadilla para el capitán y una jornada de ensueño para su equipo, que pasó por Estambul como una manada. Nada bueno presagiaba el infortunio inicial de su portero y un paradón posterior de Diego López. Con el Madrid sumido en la zozobra e Iker embrujado, Isco, bendecido en estos tiempos, al contrario que su capitán, descorchó el festival madridista con un golazo. Se templó el Madrid y sonaron los tambores tras el descanso. Cuando eso sucede es muy probable que el adversario quede descamisado. Le tocó al Galatasaray, fulminado con saña por un rival que acabó desatado.
La dicha no es infinita y a Iker Casillas le ha desamparado. A aquel futbolista puntual con el éxito, siempre radiante bajo palos, hoy se le reproducen las penas. Primero, un zarpazo de Arbeloa en un dedo, ahora un astillazo de su amigo Sergio Ramos en las costillas. Por el medio se le cruzó Mourinho, al que ha secundado su sucesor, Ancelotti. El salomónico técnico italiano le concedió el beneplácito de la Liga de Campeones, patentando así una rotación insólita, propia de la Copa, no de la cautivadora Champions. Alinearse en Estambul ya suponía para Casillas un embrollo. De plantearse su salida del Madrid en el rastrillo invernal ya no podrá hacerlo a un equipo con galones de Copa de Europa. A cambio, esta competición podía suponer su remontada. Pero el mal fario le persigue de forma repentina y en un par de minutos, quizá por la pérdida de hábito, no se comunicó con Ramos, que rebotó contra su capitán mientras este blocaba por alto la pelota sin otra sombra que la de su zaguero andaluz. A Casillas le dio tiempo a coger vuelo para desviar un latigazo de Felipe Melo. Punto final.
GALATASARAY, 1 - R. MADRID, 6
Galatasaray: Muslera; Eboue, Chedjou, Nounkeu, Riera; Selçuk Inan, Felipe Melo, Sneijder, Engin Baytar (Bruma, m. 62); Burak Yilmaz (Umut Bulut, m. 78) y Drogba (Amrabat, m. 46). No utilizados: Sarioglu, Kaya, Balta e Iscan.
Real Madrid: Casillas (Diego López, m. 14); Carvajal, Pepe, Ramos, Arbeloa; Khedira, Modric (Illarramendi, m. 72); Di María, Isco (Bale, m. 64), Cristiano; y Benzema. No utilizados: Nacho, Casemiro, Morata y Jesé.
Goles: 0-1. M. 33. Isco. 0-2. M. 54. Benzema. 0-3. M. 63. Cristiano. 0-4. M. 66. Cristiano. 0-5. M. 81. Benzema. 1-5. M. 84. Umut Bulut. 1-6. M. 91. Cristiano.
Árbitro: Mark Clattenburg (Ing.). Amonestó a Felipe Melo, Amrabat, Riera y Pepe.
Ali Sami Yen. Unos 23.000 espectadores.
Antes del cuarto de hora, el dolor le abatió. Sin consuelo, ante la pesadumbre de muchos de sus compañeros, dio el testigo a Diego López. Su suerte se ha marchitado en la medida en la que su colega en la portería se asienta cada día más. Resulta admirable comprobar cómo soporta el lucense la losa de un icono como Casillas. Si en El Madrigal sostuvo a su equipo, ante el Galatasaray también fue relevante. De nuevo con Melo como protagonista, esta vez con un cabezazo que solo podía ser gol, gol o gol. Pero Diego López, gatuno, con brazos interminables, logró alejar la pelota con las uñas.
Casillas y Diego, Diego y Casillas, lograron mitigar el ímpetu inicial del conjunto de Terim. Sin balón, el Madrid aún no está bien cosido. A la espera del rodaje de Illarramendi, la ausencia de Xabi Alonso es capital. Sin peso Khedira, es a Modric a quien corresponde remendar en defensa y catalizar el ataque. Poco a poco, a partir de Modric el equipo español fue colonizando el partido. Para ello recuperó su patrimonial contragolpe. Si alguna vez hubo alguna intención del entrenador italiano por cambiar la hoja de ruta, el perfil de sus futbolistas no parece que haga posible otro molde. No hay quien ataje hacia el gol como el Madrid. En el vértigo, hay jugadores capaces de domesticar el balón cuando parece una quimera. Isco es uno de ellos, no hay imposibles para él. A un kilométrico servicio de Di María, excelente como anticipo de Bale, el malagueño hizo una maniobra múltiple: con el cuerpo bloqueó a un defensor de mayor carrocería para proteger la pelota al tiempo que se procuró un control orientado hacia la portería de Muslera. Resolvió con la autoridad de quien lleva toda la vida en la Champions, no dos cursos. Isco, en su primera aparición, en el primer remate visitante entre los palos, logró dar la vuelta por completo al duelo. Para el Galatasaray, la puntilla llegó con la lesión de Drogba, que cayó en mala posición tras una carga de Pepe. Ya sin su distinguido ariete, su mayor y casi única esperanza, de vuelta del descanso, el equipo turco fue un muñeco en manos del Madrid, que sacó el mazo y abrumó a su oponente en un segundo tramo demoledor.
En medio de la marabunta, Benzema, sutil, eficaz y lejos del chismorreo de Chamartín, incluso dispuesto para la faena. Ningún auxiliar mejor encontraron Di María, Cristiano e Isco; ni más tarde Bale, en su décimo partido en la competición. Fue el francés quien despejó el marcador para los suyos con el segundo tanto y luego participó en el fiestón general. No es el jugador más populista del mundo, ni mucho menos. Tampoco el que más se remanga y quizá no promedie jamás el saco goleador que se le demanda a un ariete del Madrid, pero Benzema es talento puro.
Sobre Benzema gravitaron el resto y el Madrid fue una marabunta, con Cristiano en plenitud, voraz como es y Di María sin dar respiro, decidido a no rendirse ante Bale, sumado al empacho al final del choque. A falta de definir su dictado y enhebrar las piezas para carteles de mayor enjundia, nada más balsámico que una goleada tan estruendosa, de las que retumban en toda la Champions. La mejor dedicatoria posible para aliviar al gran capitán.
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