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Espargaró pega un bocado

El español aprovecha un mal día de Redding, al que recorta 15 puntos en la clasificación

N. T.
Pol Espargaró, en San Marino.
Pol Espargaró, en San Marino. ETTORE FERRARI (EFE)

Hizo una carrera casi perfecta. Pero con el casi no se gana. Menos si detrás uno lleva a alguien tan hambriento como Pol Espargaró, necesitado de puntos y de victorias si quiere discutirle cara a cara el título a Scott Redding. Nakagami hizo una carrera casi perfecta, una buena salida y un ritmo por vuelta envidiable: había firmado un giro magnífico (1m,38'091s). Y el resto era solo entre dos y cuatro décimas más lento. Una vuelta tras otra. Buscando la excelencia. De modo que le costó nada sacar una pequeña ventaja entre el sexto y el séptimo giro, que fue ampliándose hasta sobrepasar los dos segundos. Pero el japonés, que tantas otras veces esta temporada ha rozado el triunfo, que acumula cuatro segundos puestos de manera consecutiva, volvió a quedarse sin nada en las últimas vueltas.

Y Espargaró lo aprovechó. El bocado, además, fue más suculento todavía, pues el líder de Moto2 no había tenido un buen fin de semana en Misano. Y tampoco lo tuvo en carrera. Al final, salvó una posición en la última vuelta, y terminó sexto. Poca cosa. Desde lo alto del podio Pol saboreaba esos 15 puntos de más que le dejan mucho más cerca, a 23 puntos del británico, con menos ritmo esta vez, con pocas armas para batirse siquiera con aquel grupo peleón que formaron Aegerter, Zarco o Luthi.

Nakagami, que tantas otras veces esta temporada ha rozado el triunfo, que acumula cuatro segundos puestos de manera consecutiva, volvió a quedarse sin nada

Tras un arranque magnífico, Nakagami acusó haber cargado con el peso de la carrera: había rodado tan al límite –“ha habido un par de veces que casi me caigo”, confesó–, que destrozó sus neumáticos. Y cuando quedaban apenas seis vueltas pasó a rodar sistemáticamente dos décimas más lento. Suficiente para alentar el empuje del segundo, que vivió la prueba totalmente a la inversa. Si el japonés apretó al inicio, el de Granollers lo hizo al final. Mejoró la vuelta rápida de aquel y encadenó unas cuantas vueltas casi medio segundo más rápido. No tenía mayor preocupación que concentrarse en su pilotaje. Y lo hizo. Hacía demasiado rato que nadie le perseguía ya, pues se deshizo de Rabat después de diez vueltas y cuando pareció que su compañero de equipo le cazaba otra vez fue cuando más apretó los dientes.

Espargaró tuvo a tiro a Nakagami a falta de dos giros. Cuando le alcanzó, la maniobra fue fácil. La presa no opuso resistencia. Le cazó en la primera frenada, al final de la recta de meta. Y el último giro no fue más que un paseo. Un paseo delicioso. Que precedió a un bonito homenaje, por cierto. El piloto nipón, que tuvo que conformarse con otro segundo puesto (el tercero fue para Rabat), tomó una bandera de Japón y visitó la curva en la que tres años atrás moría su compatriota Shoya Tomizawa en un terrible accidente precisamente en la carrera de Moto2. Tuvo que enjugarse las lágrimas para subir al podio.

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Sobre la firma

N. T.
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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