Eslovenia se apellida Dragic

Eslovenia alcanzó a Italia en la cabeza del grupo F después un triunfo cimentado en la bravura e impulsado por todo un país que se ha propuesto ser protagonista de su fiesta. Goran Dragic, base de los Phoenix Suns, y su hermano pequeño, Zoran, escolta de Unicaja de Málaga —22 puntos y dos rebotes el primero; 15 y 10 el segundo—, representaron el espíritu nacional y derritieron la resistencia italiana en una febril recta final que coronó un partido mayúsculo. Ni los 20 puntos de Gentile, ni los 16 de Datome, ni la garra de Belinelli tuvieron más premio que el de una honrosa derrota en la que cedieron su condición de invictos.

Se dejó de escuchar el eco. Se dejaron de escuchar los botes de la pelota y los frenazos chirriantes de las zapatillas; se dejaron de oír las indicaciones de los entrenadores para sentir el bramido de la multitud. Por primera vez en lo que va de segunda fase el Stozice Arena retumbó de pasión. Rebosante hasta el borde superior del segundo anfiteatro, el pabellón lució con 12.500 aficionados entregados con su selección y su Eurobasket. Argumento suficiente para que los chicos de Maljkovic salieran eufóricos al partido.

Confundieron, sin embargo, la velocidad con la prisa y Belinelli les bajó los humos. El escolta de los San Antonio Spurs, bien secundado por Aradori y Cusin, dio las primeras ventajas a su equipo mientras Eslovenia buscaba a Nachbar en la pintura como único plan de ataque.

Fue con el despertar de los Dragic cuando creció el anfitrión, que se hizo fuerte a partir de su dominio del rebote (20-13 al descanso) y comenzó a manejar los ritmos. No se arrugó Italia a pesar de que la olla eslovena entró en ebullición. Respondió un inspirado Datome con ocho puntos en el segundo cuarto que sirvieron para prolongar la resistencia de los de Pianigiani. La bravura azzurra se mantuvo firme incluso cuando la diferencia de Eslovenia alcanzó la frontera psicológica de los 10 puntos (67-57 a siete minutos y 50 segundos para el final) gracias en buena medida al constante impulso de Gentile.

El vibrante mano a mano llevó el encuentro al precipicio (75-72 a un minuto y 50 segundos del final) y, en la hora de los valientes, los hermanos Dragic opositaron a héroes de la nación. Dimitieron las pizarras y triunfo la determinación. Eslovenia estiró su capacidad agonística y se llevó el premio.

Finlandia, 63; Croacia, 88.

El partido que abrió la jornada volvió a durar, como muchos otros en este campeonato, bastante menos de los 40 minutos reglamentarios. La competitividad se acabó mucho antes que el cronómetro y Croacia se ventiló a Finlandia en apenas dos cuartos. El 20-39 al descansó reflejó la suficiencia con la los de Jasmin Repesa relativizaron la condición de equipo revelación con la que el conjunto finlandés se coló en la segunda fase del torneo.

La superioridad física y técnica desbarató sin dificultad los experimentos defensivos de Dettmann, que alternó sin éxito la zona y el marcaje individual con ayudas. A ello se sumó el flojo porcentaje de tiro que acabó por condenar a Finlandia (2 de 14 en tiros de dos y 3 de 15 en triples al descanso) y su manifiesta inferioridad bajo los aros (16 rebotes al descanso frente a los 32 de Croacia

Rudez y Bogdanovic lideraron el ataque croata, con 17 y 15 puntos respectivamente, y Markota campó a sus anchas en la pintura mientras Koponen naufragaba en el intento. La estrella finlandesa firmó tan solo cinco puntos con 1 de 7 en tiros de campo. Solo cuando Repesa decidió mover el banquillo y dar minutos a los menos habituales la diferencia bajó de la frontera de los 30 puntos.