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Los 18 metros de Carla

La canaria, que juega por los cuartos, busca ser más “determinante” en la media pista

J. J. M.
Nueva York -
Carla Suárez , durante el partido contra Zheng Jie.
Carla Suárez , durante el partido contra Zheng Jie.TIMOTHY CLARY (AFP)

La pluma del poeta necesita del músculo y la decisión del guerrero. Carla Suárez busca hoy ante la alemana Kerber ser la primera española en cuartos del Abierto de EE UU desde 1998 (Arantxa Sánchez Vicario). La número 20 se enfrenta con su revés a una mano a la nueve, una pegadora. Ese golpe está en extinción porque en la era del tenis fuerza es más fácilmente desbordable que el que se pega con doble agarre. Desde la retirada de Justine Henin (2011), que ganó siete grandes, nadie lo emplea en la pelea por los trofeos del Grand Slam.

“Carla juega muy bien, pero le falta un golpe efectivo en tres cuartos de cancha”, resume Carlos Rodríguez, el entrenador que llevó a la belga y a su revés a una mano hasta el número uno. “Si Carla puede evolucionar e ir a buscar las primeras plazas del mundo, es ahí donde tiene que jugar. Tiene que jugar una cierta cantidad de pelotas más rápido y tener un golpe un poco más determinante, que en los últimos 18 metros [de la media cancha propia a la línea de fondo de la de la contraria] haga daño”, añade. “Justine y yo trabajábamos mucho la derecha para cerrar ahí”, sigue. “Lamentablemente, ahora hay muy pocos reveses a una mano. Carla tiene los dos. Vinci [la otra tenista que pega a una mano en el top-20] tiene un cortado muy bueno, pero un golpe muy limitado a la hora de pegarle en el pecho. La diferencia es que a Carla no le puedes atacar a esa altura. Encuentra soluciones. Es la ventaja del revés a una mano: más variedad en términos de ataque y defensa, más selección de golpes, más capacidad de adaptación, más alcance. Hay otra cosa, que Carla no utiliza mucho: con él es mucho más fácil irte para delante para cerrar con la volea”.

Con su 1,62m y sus 62 kilos de peso, Suárez no puede ir al cuerpo a cuerpo con una pegadora como Kerber, que mide 1,73m, está en los 70 kilos y es la favorita. En lugar de jugar fuerza contra fuerza, kilo contra kilo, la canaria buscará mezclar alturas y efectos para ganar metros en la pista y cerrar los debates. Eso le obligará a un gran esfuerzo psicológico, porque tendrá que vivir en el alambre, casi sin margen de error.

“En eso tengo que estar pensando en cada entrenamiento, mejorándolo, porque todavía no lo tengo integrado al cien por cien”, explica la canaria sobre la agresividad mental que le solicita Xavi Budó, su técnico, para escalar posiciones hacia el top-10. “A veces noto ese cansancio, y a la que no estoy pendiente de mejorar esa agresividad, esa intensidad, las jugadoras me comen”.

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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