Federer nunca tiene suficiente
El suizo, que iguala el récord de grandes disputados consecutivamente (56), jugará por los octavos, como Ferrer
El suizo Roger Federer apenas celebró su pase a la tercera ronda del Abierto de EE UU tras derrotar 6-3, 6-2 y 6-1 al argentino Berlocq. Esa es la rutina de los genios, el día a día de los elegidos. Nadie se ha dado a sí mismo más oportunidades de protagonizarla que el suizo: el número 7 compite en Nueva York su 56º grande consecutivo. Ningún tenista en la historia puede presumir de superar una marca que retrata la longevidad competitiva del ganador de 17 torneos del Grand Slam. “Unos pocos partidos y, de repente, vuelves a estar jugando un gran tenis”, advirtió Federer, de 32 años, que jugará por los octavos con el ganador del Querrey-Mannarino.
El suizo, un maestro del tenis de ataque que mide los peloteos por segundos, ha construido esa marca fabulosa desde su impecable técnica, que le ahorra carreras y le evita el desgaste que lleva hasta las lesiones. No hay, sin embargo, un único camino, una única receta. “Es algo muy bonito, muy grande, poder jugar todos los grandes sin lesionarse. Me enorgullece”, dice tras ganar (6-3, 6-7, 6-1 y 6-2 a Bautista) David Ferrer, que con 31 años nunca se ha perdido ningún torneo de la máxima categoría y acumula 44 seguidos, el sexto en la lista. “Roger no se castiga tanto físicamente, yo en cambio sí”, añade el número cuatro, que con sus palabras resume el desgaste al que tiene que obligarse para llegar a tercera ronda.
“¡Tranquilízate!”, se grita Ferrer durante el encuentro. “¡No sé jugar a tenis, tío!”, le chilla al viento, hasta que sus lamentos crecen hasta provocar la advertencia del juez de silla. Primero, Ferrer lanza una pelota fuera del estadio. Luego, cuando el duelo ha descontado 1h 16m, le arrea una patada al reloj. Finalmente, le pone su firma a un partido duro y exigente, a cara de perro pese a la engañosa claridad del marcador.
“Me ha faltado controlarme. Tirar la bola fuera, dar una patada al reloj... es un poco de frustración. Esto es algo que no puede volver a pasar”, reconoció el español tras un verano difícil, que empezó con una lesión en el tobillo y siguió con una sola victoria en los dos torneos previos al Abierto. “Tengo que mejorar los despistes. A veces he perdido el esquema de juego. Me ha faltado controlarme... pero he sabido resarcirme”, cerró tras sumar 38 ganadores por 45 errores no forzados.
Victorioso, el número cuatro, que ha llegado como mínimo a los cuartos de todos los grandes desde 2012, buscará recuperar sensaciones en tercera ronda y con el kazajo Kukushkin, el número 172, al que domina 1-0 el cara a cara. Por llegar a ese tercer partido y por mantener viva la opción de jugar con el incansable Federer por primera vez en Nueva York debía competir anoche Rafael Nadal contra el brasileño Silva.
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