Kallio se acuerda de ganar
El finlandés, de 30 años, impone su experiencia y Espargaró, cuarto, recorta cinco puntos al líder, Redding
El cielo, blanquecino, amenazaba con romperse. Apenas 17 grados de temperatura ambiente y una pista más fría que en toda la semana. El mediodía descubrió Brno con una carrera de Moto2 como las que se vieron los dos últimos años: demasiados aspirantes, muchos adelantamientos y otras tantas caídas. Los pilotos de la categoría intermedia, que madrugaron más que de costumbre, no se fueron por las ramas. La pelea por la victoria y por el podio se disputó las últimas vueltas y hasta ocho corredores tenían papeletas de sobra para bajarse de la moto con una sonrisa. La de Mika Kallio es discreta. Siempre lo fue. Pero también sincera. El finlandés, a sus 30 años, plantó cara a la pandilla de jovenzuelos que pretendía dejarle sin premio, pero él no perdió de vista el podio ni un segundo. Y en su última vuelta no dio opción alguna a sus insaciables perseguidores, Nakagami y Luthi, que tuvieron que conformarse con hacerle compañía.
La pelea por el título se disputó también en ese grupo, aunque lejos siempre de las posiciones más adelantadas. Porque Espargaró, segundo del Mundial, empezó fuerte, en tercera posición, pero fue perdiendo fuelle a medida que avanzaba la carrera: apenas unas décimas más lento, una diferencia a veces inapreciable con los primeros, pero fue insuficiente para volver a ganar, algo que no hace desde el Gran Premio de Holanda. Y porque Redding, el líder de Moto2, volvió a atragantarse en este circuito checo en el que, hasta este domingo, no había terminado ni una sola carrera en los tres años que lleva en la categoría. Salía desde la 13ª posición y fue escalando en los primeros giros, con aparente facilidad, hasta que llegó a la novena plaza, a tutear a pilotos como Terol, Rabat o Zarco, además de su gran rival, Espargaró. Redding solo pudo ser octavo. Resistió el ritmo hasta que se cumplieron los dos tercios de la prueba. Y a falta de seis vueltas empezó a ver como Rabat se le escapaba. No fue muy brillante el rendimiento de los dos favoritos al título, pero en su batalla particular venció esta vez el de Granollers, que terminó cuarto y le recortó cinco puntos.
La pelea por la victoria y por el podio se disputó las últimas vueltas y hasta ocho corredores tenían papeletas
La carrera arrancó con una caída de Simón después de un par de curvas. Nakagami tomó la delantera en los primeros dos giros, pero visto que hasta ahora no le había funcionado aquello de cargar con el peso de la carrera, decidió que estaría bien a rueda de Kallio, tratando de conservar mejor sus neumáticos que en sus anteriores intentos. El resto –entre los que se encontraban inicialmente Aegerter o Cortese, y a los que se sumó Zarco a fuerza de vuelta rápida–, separados por apenas un par de décimas de segundo, iba alternando sus posiciones. Hubo algunas caídas y un choque espectacular entre Moncayo, Schrotter y Di Meglio en el centro de la pista, que se saldó con menos heridas de las previsibles. Y hubo también magníficos adelantamientos: como los de Redding a Espargaró, y viceversa, con toque incluido y salpimentados por su encarnizada lucha por el cetro mundial; o la delicia de duelo que brindaron Kallio y Luthi en el ecuador de la prueba.
Entre adelantamientos variopintos y vueltas rápidas de Zarco, la carrera se acercó al final, el cielo resistió y Kallio impuso su dominio. Y su experiencia. No había ganado desde que sumó tres victorias en 250cc en 2008.
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