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“Hablo poco, pero me obedecen”

El autor del gol que dio al Atlético su última Copa del Rey, se define como un líder silencioso

Ladislao J. Moñino
Miranda, en las gradas del Cerro del Espino de Majadahonda.
Miranda, en las gradas del Cerro del Espino de Majadahonda. KIKE PARA

El silencio suele acompañar los pasos de João Miranda por el Cerro del Espino, aunque calce chinelas (chanclas). “Es que hace mucho calor, como en Brasil, y es el calzado más cómodo”. Su caminar, lento y ensimismado, desprende esos aires de autoridad y seguridad de los caracteres que gobiernan desde el silencio. “Soy muy tímido, un tipo reservado”, confirma con su tono bajo y pausado.

Miranda pertenece a la estirpe menos clásica de los caciques de área silenciosos, de pocas palabras y escasa mímica durante los partidos. Grita poco, pero manda mucho en el campo y fuera de él, más de lo que aparenta. Es uno de los jugadores más respetados dentro del vestuario rojiblanco. “Construyo mi liderazgo dentro del campo, procuro hablar poco, pero cuando digo algo, la gente me obedece. Soy un tipo serio que intenta liderar organizando”, se reafirma.

Su cabezazo cruzado en la final de Copa, anticipándose a Diego López, es el causante de que esta noche el Atlético pueda dirimir con el Barcelona el primer asalto de la final de la Supercopa (23.00, TVE-1). “He visto el gol varias veces, fue de locos. Nunca lo olvidaré, no solo porque mi hijo ya podía defenderse en el colegio de los niños que le decían que el Madrid siempre le ganaba al Atlético, sino por los aficionados que fueron al campo sabiendo que era un partido difícil de ganar y que hacía 14 años que no derrotábamos al Madrid”.

Me gusta más sacar la pelota jugada que quitársela a los delanteros

Visitar Disney World, en Orlando, con sus hijos, ha sido el homenaje que se ha dado este verano. “Estuve 10 días y me lo he pasado muy bien con los críos, luego me fui a Paranaíba, mi ciudad, cerca de São Paulo. Es muy tranquila, una ciudad agropecuaria. Hay muchas naranjas y soja. Mi padre trabajó mucho en la recolección de naranjas para que no nos faltara de nada y mi madre nunca quiso que yo lo hiciera, pese a que éramos una familia humilde, quería que estudiara. Ahora les mando dinero todos los meses para que disfruten de la vida”, relata.

Miranda fue una de las primeras apuestas personales de Diego Pablo Simeone cuando este aterrizó en el banquillo del Calderón. Para Gregorio Manzano apenas contó e incluso su marcha estuvo cerca de concretarse. Simeone le relanzó simplificándole las tareas para que recuperara la confianza. “Juego para él porque me dio mucha confianza. Me dijo que era un gran jugador y que solo tenía que hacer las cosas bien. Al principio, me decía que el defensa es defensa, que había que sacar la pelota como fuera y alejarla lo más posible de la portería”.

“Ha cogido mucha confianza y está muy seguro de lo que hace”, afirma su compatriota Luiz Pereira. “Simeone ahora me dice que tengo calidad para salir jugando siempre que se pueda. Cuando Thibaut [Courtois] tiene la pelota, voy a pedírsela para salir jugando. Me gusta ser completo: seguro atrás y con calidad para salir jugando. Admiré a Gamarra por su tranquilidad. Me gustan los centrales como Piqué, Thiago Silva y David Luiz”.

Miranda fue una de las primeras apuestas personales de Diego Pablo Simeone. Manzano apenas contó con él e incluso su marcha estuvo cercana

Miranda fue elegido mejor defensa de la Liga brasileña en cuatro ocasiones y ganó tres campeonatos con el São Paulo, después de una efímera experiencia en el Sochaux francés: “Tenía 18 años y el cuerpo técnico no tuvo paciencia conmigo. Jugué 20 partidos y me volví a Brasil para empezar de cero en el São Paulo”, rememora. “Cuando jugaba allí disfrutaba más. A los aficionados le gustaba que saliera jugando desde atrás. Me gusta más sacar la pelota que quitársela a los delanteros. Aquí cambié un poco, pero estoy en la edad [28 años] en la que la prioridad es el equipo”, justifica.

En el São Paulo tuvo la oportunidad de medirse a Neymar en unos cuantos derbis con el Santos: “Él era muy joven y no tenía la magnitud que tiene hoy, pero tenía mucha calidad y se veía que era un jugador diferente, capaz de decidir un partido por si solo. Le jugué duro porque eran derbis, pero algún regate me haría porque gambetea muy fácil”, concluye.[

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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