La censura del dopaje
Alemania solo desvela en parte su recurso sistemático a sustancias dopantes en el pasado
Alemania está conmovida a causa de un escándalo que puede acabar con las glorias deportivas alcanzadas por el país en el pasado. Después de denunciar con un implacable dedo acusador la intensa práctica de dopaje que se llevó a cabo en la Alemania comunista, el país quedó confrontado, el sábado pasado, a un terremoto similar o peor, cuando el periódico Süddeutsche Zeitung publicó un resumen de un devastador informe escrito por expertos de la Universidad Humboldt, donde revelan que las autoridades promovieron, financiaron y ocultaron el dopaje masivo entre sus atletas, jugadores de fútbol incluidos.
El lunes pasado, el Instituto Federal de Ciencias Deportivas (BISp en sus siglas en alemán), un organismo que depende del Ministerio del Interior, agobiado por una devastadora presión mediática y popular, accedió a publicar el informe en su página web, pero el organismo cometió un error. En lugar de publicar el informe completo (800 páginas) solo publicó un pequeño resumen de 117 páginas, una decisión destinada a ocultar, por ejemplo, los nombres de políticos influyentes que estuvieron involucrados en las prácticas de dopaje.
Entre los sospechosos figuran las selecciones de fútbol del 54 y el 66
La censura no pasó desapercibida para nadie y han salpicado al presidente de la Confederación Olímpica del Deporte Alemán (DOSB) y vicepresidente del COI, Thomas Bach. “Tienen que salir a la luz los nombres”, reclamó hoy el presidente de la Federación Alemana de Atletismo, Clemens Prokop, que, junto al partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes pidió la convocatoria de una reunión extraordinaria del Comité de Deportes del Parlamento Federal para exigir explicaciones al ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich. Todos destacaron la necesidad de que el país cuente en el futuro con una ley antidopaje, que solo será posible en la próxima legislatura.
A pesar de la censura, que recortó el contenido del informe en casi 680 páginas, la publicación arrojó nuevos detalles, por ejemplo, la obsesión que tenían algunos médicos sobre los milagros del preparado Actovegin, que se elabora en base a sangre de terneras. El preparado fue inyectado a los jugadores de la selección nacional de hockey y también a varios ciclistas profesionales.
“Los documentos demuestran cuál era la meta de las investigaciones”, dijo Fritz Sörgel, un experto en dopaje, a la agencia DPA: “El trabajo se concentró en la manipulación directa de la sangre y nadie se opuso al uso de Actovegin, un preparado que fue retirado porque es demasiado peligro y puede ocasionar la muerte”.
El escándalo ha salpicado al vicepresidente del COI, Thomas Bach
Las prácticas de los médicos que trabajaron bajo las órdenes del BISp también incluyeron “ensayos” con adolescentes de entre 14 y 16 años para determinar si las sustancias anabólicas podían influir en su desarrollo.
En el informe censurado también se pueden leer varios pasajes dedicados al fútbol profesional germano. Por ejemplo una carta del doctor Mihailo Andrejevic, funcionario de la FIFA, fechada en 1996 y dirigida al presidente de la Federación de Futbol Alemana (DFB) de la época donde le informa que en la muestra de tres jugadores del equipo germano que participó en el Mundial de Inglaterra, existían "ligeros residuos" del estimulante efedrina.
Tampoco la selección nacional que se proclamó campeona mundial en el año 1954 está exenta de sospechas. Según el documento, los jugadores ingirieron el llamado “chocolate de los pilotos de guerra”, un preparado que contenía sustancias anabólicas y cuyo efecto había quedado demostrado durante la segunda guerra mundial, cuando se comprobó que el empleo de metanfetaminas aumentaba el coraje y el rendimiento de los pilotos de guerra de la Luftwaffe de Hitler.
Uno de los capítulos más polémicos del estudio y que motivó la censura en Internet del estudio, es el capítulo dedicado al rol que jugaron las autoridades políticas en el dopaje, por ejemplo, el papel que desempeño el legendario Hans Dietrich Genscher, quien ocupaba la cartera del Interior cuando tuvieron lugar los Juegos Olímpicos en Múnich en 1972. El ministro recomendó que los atletas germano occidentales gozaran de las mismas condiciones y requisitos que tenían los atletas del bloque oriental.
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