Chad vigila el desierto
El sudafricano Le Clos, heredero de Phelps en el reino de los 200 mariposa, no encuentra oposición en Barcelona
Los peces grandes espantan a los pequeños. Los nadadores fuertes intimidan a los más débiles. Los nadadores inolvidables provocan grandes migraciones hacia otros ámbitos, libres de su presencia. Michael Phelps, el mejor de todos los tiempos, extendió su imperio en muchos terrenos pero en ninguno con más tenacidad que en la prueba de 200 mariposa. Era lógico. Los 200 mariposa son lo más parecido al 400 vallas del atletismo. Probablemente, constituyen el ejercicio más lactácido de la natación, con efectos paralizantes para los músculos. Una prueba destinada a los más capacitados que Phelps gobernó como un autócrata entre 2001 y 2012. El muchacho que lo desbancó fue Chad le Clos. En los Juegos de Londres, el sudafricano se hizo con el oro y acabó con el reinado más prolongado de todos los tiempos. Pobre ganador. Ahora se ha quedado solo en un mundo sin Phelps y sin más aspirantes, pues todos parecen haber huido hace tiempo. No le costó demasiado ganar su primer título mundial. Le dio tiempo hasta de controlar la prueba para ahorrarse trabajo.
Los virajes se han convertido en su especialidad
“Cuando era pequeño”, recordó Chad, “mi entrenador me decía que no mirara a los costados mientras nadaba la mariposa porque te desequilibras. Pero me acostumbré a hacerlo. Hoy estaba mirando cómo iban Pawel a mi derecha y Wu a mi izquierda, cuando de pronto advertí que la cámara me iba siguiendo por el carril junto a la piscina. ¡Qué vergüenza me dio!”.
Así es Chad. Posiblemente, el nadador más completo que existe, heredero de Phelps como imagen del cronometrador oficial Omega; un chico desvergonzado de 21 años que habla de mundos exóticos y familias numerosas de gustos raros allá en Sudáfrica. “Soy un gran aficionado al fútbol”, cuenta. “Me encanta estar en una ciudad que aprecia tanto este deporte y espero visitar el Camp Nou. El fútbol fue mi primer deporte de niño. Mi padre era futbolero y tengo algunos tíos que jugaron para la selección de las Islas Mauricio, de donde es originaria mi familia. Cuando le dije a mi papá que quería nadar, él me miró y me dijo: ‘¿Qué? ¿Por qué?’. Me gustaba jugar como extremo izquierda pero acababan poniéndome de lateral. No era muy técnico. Era bueno para trabar. Mi héroe era Roy Keane”.
El fútbol fue mi primer deporte de niño. No era muy técnico. Era bueno para trabar. Mi héroe era Roy Keane”
La final de 200 mariposa fue un asunto de aficionados al fútbol. Si Pawel Korzeniowski, el polaco, de 27 años, no se hubiera roto el quinto metatarsiano jugando al fútbol en invierno, quizá Chad habría tenido que defender su liderazgo con más atención. Korzeniowski pasó primero por el último viraje, a una décima del sudafricano. Chad le siguió de cerca, vigilante. No le debió preocupar demasiado. En Londres, Phelps también pasó en cabeza por el 150 y sus famosas seis patadas subacuáticas no le valieron para defender la posición. Los virajes se han convertido en la especialidad de Chad. Los ha entrenado desde 2010 y ha dedicado buena parte de los últimos meses a fortalecer su tronco para ondular con más fuerza. Lo hace con tanta soltura que incluso bajo el agua gira el cuello a ambos lados para observar a sus adversarios. El manual dice que hacer una cosa así repercute en el tiempo y en el equilibrio. Pero Chad es Chad.
La carrera fue lenta. En Londres, el sudafricano transitó por el 150 en 1m23,75s. Ayer pasó en 1m24,81s. No había por qué apresurarse. El estadounidense Tom Luchsinger salió demasiado rápido y se hundió. Quedó Wu Peng, que nadó en negativo para atrapar el bronce en los últimos metros. Korzeniowski se hizo con la plata con 1m55,01s. Chad se impuso con 1m54,32s. Cuatro segundos por encima del récord mundial que Phelps estableció en 2009.
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