Siete medallas, menos calidad
El equipo de sincronizada, de nuevo plata, se distancia cada vez más de Rusia y China
La agitada transición que la natación sincronizada española inició hace un año se resolvió con siete medallas y una bajada en la calidad de los ejercicios exhibidos, a juzgar por las puntuaciones recibidas en el Mundial de Barcelona. La diferencia entre Rusia, la potencia hegemónica, y España se amplió en relación al Mundial de Shanghái de 2011. En la cita asiática, la suma de los puntos de diferencia con respecto al líder fue de 18.100. En Barcelona, las magníficas rusas se distanciaron a 19.700 puntos. Algo similar ocurrió con China, con la que España no tuvo opciones de competir cada vez que se cruzaron en una final. De continuar esta tendencia, la proximidad de Ucrania puede hacerse agobiante en un par de años.
El equipo obtuvo la plata ayer, en la última final del campeonato, en la modalidad de combo, que no es olímpica. Tanto las chicas como sus entrenadoras y los dirigentes de la federación lo celebraron como un gran logro. Fue un festejo de alivio, puesto que los Mundiales celebrados en casa habían imprimido una gran presión a todos los implicados. La destitución de la que fue seleccionadora hasta septiembre de 2012, Ana Tarrés, sancionada por el juez como un despido improcedente y nunca suficientemente explicada por los dirigentes, provocó un clima de tensión en el equipo. La final de ayer acabó de descomprimir la atmósfera.
Tres de las coreografías presentadas en Barcelona fueron compuestas por Tarrés
Al presidente de la federación, Fernando Carpena, los resultados le sirven para justificar su iniciativa de cambio. La nueva seleccionadora, Esther Jaumá, afirma que las siete medallas confirman su buena labor. No cabe duda de que tantos podios ayudan a cumplir con el complejo expediente político-administrativo. La incógnita es si esta bajada en la puntuación es un indicio de la trayectoria que seguirá el equipo camino a los Mundiales de Kazán de 2015 y los Juegos de Río de 2016.
Tres de las coreografías presentadas en Barcelona fueron compuestas por Tarrés y la totalidad de las nadadoras pertenecían al modelo de detección y adiestramiento de la seleccionadora precedente. El trabajo del pasado reverberaba en estos Mundiales. A partir de ahora se inicia un camino nuevo.
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