El fin de una ‘impunidad’
La agencia española antidopaje instaurará los controles fuera de competición en el fútbol y aumentará los rutinarios
En julio de 1998, pocos días después de terminar el Mundial de fútbol de Francia, la FIFA solicitó al ministerio de Deportes francés que destruyera todas las muestras de orina de los jugadores una vez analizadas. El ministerio accedió y un dirigente de la FIFA presenció sonriente en el laboratorio de Chatenay Malabry cómo los trabajadores procedían a machacar los frascos con su precioso contenido. Un mes después, a los pocos días de terminar el Tour de Francia del ‘caso Festina’, el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Hein Verbruggen, efectuó una petición similar para con las muestras de los corredores. Sin embargo, la ministra de Deportes francesa, Marie George Buffet, se negó. La orina de los ciclistas de aquel Tour, y de todos los sucesivos, se congeló, y en ellas se realizaron años después nuevos análisis con nuevas técnicas que permitían descubrir sustancias usada antes pero indetectables, como la EPO, cuyo método de detección comenzó a aplicarse en 2001. Muchos años más tarde, en 2005 en el caso de los positivos de Lance Armstrong en 1999 (la única prueba mínimamente científica en el dosier de la USADA que supuso el desenmascaramiento total del único ganador de siete Tours), y en 2013 en el caso de decenas de corredores del Tour del 98, los resultados de los tests se dieron a conocer, con los consiguientes debates, polémica, famas y carreras destruidas.
Hace unas semanas, ante la misma comisión de investigación del Senado francés que el miércoles hizo públicos los nombres de los positivos en el Tour del 98, la exministra Buffet relató las presiones que sufrió su ministerio, responsable de los controles antidopaje durante un Mundial celebrado en los años de esplendor de la EPO (e investigaciones judiciales italianas pusieron de manifiesto el uso de la sustancia prohibida en la Juventus de aquellos años, el equipo de los grandes franceses Zidane y Deschamps), por parte del mundo de fútbol, e incluso llegó a admitir la “impunidad” de que gozó el fútbol entonces.
Nuestro objetivo es que haya controles en todos los partidos de Primera Ana Muñoz Merino
Esa impunidad absoluta del fútbol, que tanta sensación de injusticia ha generado en otros deportes, se acabó en cierta forma cuando el Código Mundial Antidopaje que entró en vigor hace seis años instituyó la congelación obligatoria de todas las muestras de orina de todos los deportes durante ocho años, pero aún mantiene un cierto nivel de privilegio con el que intenta acabar la agencia española antidopaje. O así, al menos, lo proclamó el viernes su directora, Ana Muñoz Merino, durante la presentación de la memoria de su organismo ante el ministro de Educación y Deportes, Ignacio Wert, y ante el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal. “Nuestra intención”, dijo Muñoz, “es que haya controles antidopaje en todos los partidos de la Liga de Primera y Segunda. Es un objetivo, no una promesa, pues será muy difícil de conseguir”. En la actualidad, solo se realiza control en un partido de cada categoría, y solo dos jugadores por equipo.”Lo que sí que puedo anunciar”, añadió la directora del antidopaje español, “es que la agencia va a comenzar a hacer controles fuera de competición en el fútbol, y controles inteligentes en otros deportes, comenzando este fin de semana con los campeonatos de España de atletismo”. Hasta ahora, en el fútbol solo se someten a controles fuera de competición los equipos que participan en competiciones europeas, pues forman parte del programa antidopaje de la UEFA, y de su pasaporte biológico.
Antes de ponerlos en marcha en el fútbol, cortesía y pragmatismo obligan, Ana Muñoz se reunirá con los dirigentes de algunos clubes, como el Barcelona, el Madrid y el Betis, para explicarles las medidas y su alcance.
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