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Desde mi sillón
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un líder humano

Los italianos le dicen crisi di fame, por aquí se conoce como pájara o el tío del mazo; en realidad es una hipoglucemia, y esta vez le pegó a Froome en Alpe D'Huez

Chris Froome, tras cruzar la meta del Alpe D'Huez.
Chris Froome, tras cruzar la meta del Alpe D'Huez.Bryn Lennon (Getty Images)

Amenazaba la tormenta, amenazaba una lluvia y una niebla que podía hacer que el punto crítico se trasladase de las dos ascensiones programadas a Alpe D’Huez, a la temida bajada al Col de Sarenne. Pero la amenaza se quedó en eso mismo; la lluvia no apareció más que tímidamente y la bajada se salvó con una salida de calzada sin consecuencias de uno de los escapados, Riblon, y con un ataque de Contador y Kreuziger que Froome supo manejar con sangre fría gracias a la inestimable ayuda de sus compañeros. La atención volvió entonces a la segunda ascensión a la montaña de los holandeses.

Entonces el que apareció en escena fue un invitado con el que nadie contaba, pero cuya amenaza sobrevuela siempre al pelotón, y mucho más aún en las etapas de alta montaña. Los italianos le dicen crisi di fame, por aquí se conoce como pájara o el tío del mazo; en realidad es una hipoglucemia, la luz de reserva del músculo que salta cuando falta el combustible. Y esta vez le pegó a Froome, ya metido en las vallas que les protegían en los últimos 4 kilómetros.

Pero a la vez que sucedía esto por detrás, por delante se jugaban la etapa los supervivientes de la fuga, plagada de nombres de calidad. Sin embargo, si uno de los integrantes de la fuga había hecho méritos para llevarse una etapa en este Tour, ese era Riblon. Presente en muchas de las batallas de estas tres semanas -también Voigt y Chavanel, justo es decirlo-, pero sin premio hasta el día de hoy. El francés consiguió una victoria -segunda en el Tour para él, después de la conseguida en Ax 3Domaines en 2010- que ni siquiera sospechaba poder conseguir a falta de 5 kms, cuando Van Garderen le aventajaba en 40 segundos. El americano de ascendencia holandesa, se sentía en su montaña, y en ambas ascensiones se dejó llevar por su impetuosidad juvenil. En la primera llevó la voz cantante, en la segunda impuso su ley desde las primeras rampas. Pero al final triunfó la veteranía de un Riblon que, dosificando mejor sus fuerzas, se vino arriba cuando divisó la estampa del hombre del BMC, que faltando 3 kms. cedía terreno peligrosamente debido a la fatiga.

Llegó Porte de nuevo a la altura de Froome, y cuando el australiano puso el ritmo, el líder pidió clemencia por el pinganillo

Y unos minutos más atrás, la batalla era otra. Y muy intensa además. Entre miles de aficionados y esquivando a otros no tan aficionados con más afán de protagonismo que los propios corredores, comenzó otro festival. Valverde probó endureciendo el ritmo para Quintana, aunque la victoria de etapa ya se antojaba imposible. Porte tiraba del líder, pero enseguida Froome comenzó a atacar para seleccionar al grupo. Tras varios ataques, Froome y Quintana se marcharon por delante y unos metros después fue Purito el que se les unió. Porte entonces avisó por el pinganillo que Contador cedía. Pero el líder ya daba señales de que no tenía las piernas explosivas del Ventoux al ceder unos metros sobre Purito, en primera instancia, y poco después sobre Quintana. Tras unos kilómetros, llegó Porte de nuevo a la altura de Froome, y cuando el australiano puso el ritmo, el líder pidió clemencia por el pinganillo. Esa fue la señal para que Quintana y Purito diesen rienda suelta a lo que les quedaba, y es entonces cuando se manifestó la crisis de Froome, que levantó la mano y esta vez, en vez de clemencia, pidió comida. Porte se la trajo, y la factura a pagar fueron 20 segundos de penalización.

“Si esto es un mal día, definitivamente lo acepto”, dijo Froome valorando ya en frío los resultados de una etapa en la que tan sólo Quintana y Purito recortaron distancias. Pero la lectura de sus rivales es otra, más cercana a lo que dijo Purito con su habitual toque de humor a pesar del cansancio: y es que todo esto demostró que el líder, “al final es humano”. Y es que aunque queden solo dos días, carrera aún queda mucha.

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