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El valor está en el intento

Quintana es el único corredor que en los dos últimos años ha osado atacar a la cofradía Sky

Carlos Arribas
Nairo Quintana, durante el ascenso.
Nairo Quintana, durante el ascenso.PASCAL GUYOT (AFP)

“Nos ha sacado los ojos”, dijo Purito sudado en la cima: “No me he encontrado nada bien”, dijo Contador, menos expresivo pero igual de sudado. “Froome tiene un nivel superior”, dijo Valverde, el único que aguantaba una media sonrisa (está el tercero en la general), entre otras cosas porque él también tuvo algo que ver en la forma salvaje en que se corrieron los últimos 40 kilómetros, los de los encadenados dos puertos más duros de los Pirineos bajo el calor. Fue Valverde, en cierta forma, el responsable porque fue él el que dio la señal a Quintana para su ataque previsto. “¡Ahora!”, le gritó, sabiendo que hora y media más tarde quizás lamentaría la orden. “Pero no lo lamento”, dijo el murciano. “Teníamos que atacar”.

Lo que no podía calcular era el gas de los otros y no hemos podido con Froome” Nairo Quintana

“Si no atacamos nosotros, con el desgaste que hemos provocado en todos, la etapa se reduce al último kilómetro con todos enteros y unos segundos de diferencia”, dijo José Luis Arrieta, el estratega del Movistar. “Habría sido como el Tour del año pasado, todos a rueda y a esperar a coger las migajas que dejen los Sky”. El valor de intentarlo, aunque al final sucumbieran, aparte de titulares elogiosos, también le valió al Movistar colocar mejor que ningún otro equipo a sus piezas maestras y liderar la clasificación por equipos. Y demostraron que si se intenta se puede hacer daño.

Al lado de Arrieta, Eusebio Unzue, su veterano jefe, intenta que no se desborde el entusiasmo que aprecia en la prensa por la acción de su colombiano Quintana, el único ciclista que ha intentado atacar con sentido a la cofradía Sky en los últimos dos años, y provocarles dudas. “Bueno, creo que se ha precipitado en su ataque, los nervios del debutante”, dice Unzue, que intenta inútilmente seguir tapando a su joya, como si el brillo de un diamante se pudiera opacar, como si todos los demás equipos no supieran del valor y temieran al maillot blanco, debutante de 23 años.

Puedo asegurar que yo y mi equipo vamos limpios al 100%” Chris Froome

“Salí pensando en ganar la etapa, claro, y calculando muy bien mis fuerzas”, dijo Quintana, octavo en la general a 2m 2s del inglés, al que los cálculos sí que le salieron perfectos. “Pero lo que no podía calcular era el gas de los otros y no hemos podido con Froome”. Con Froome no pudo ni su amigo australiano Porte, pese a que la tercera gran prestación fue la suya, la del australiano que después de lanzar a su líder encontró fuerzas también para atacar a Valverde, Quintana y Contador. “Ataqué cuando vi que los demás sufrían con el ritmo de Porte”, dijo Froome, el segundo africano de amarillo en la historia del Tour tras Impey hasta este sábado. “En cuanto me quedé solo me puse en modo contrarreloj y sí, me han sorprendido las diferencias que hemos hecho los dos, Porte y yo”. Los otros dos ganadores de Tour participantes, junto a Contador, perdieron más en lo que podría interpretarse como un cambio generacional: Andy Schleck, 3m 34s; Cadel Evans, 4m 13s. “Y puedo asegurar que yo y mi equipo vamos limpios al 100%”, aseguró el líder cuando compararon el rendimiento del Sky con el del US Postal de Armstrong. Quintana destrozó al pelotón en Pailhères pese a subirlo en 46m 55s, dos minutos más que el récord de los tiempos de Armstrong.

Aunque Valverde aseguró que queda mucho y que la victoria está difícil pero no imposible, la sensación en la cima de Ax era de que Froome no dejaría pasar la oportunidad de remachar a sus rivales débiles y de que entre hoy, con cuatro primeras, y la contrarreloj del miércoles intentará convertir en superflua la durísima última semana.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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