¿De vuelta a la arcilla?

La derrota ante Darcis, un tenista sin pedigrí —a los 29 años, fue la segunda victoria ante un top-10 del belga, que en toda su carrera, desde 2003, solo había ganado siete partidos en los grandes y que solo había vencido 11 sobre césped— dejó a Nadal reflexionando sobre su calendario.

Desde que volvió a las pistas tras siete meses de baja por lesión, el español decide semana a semana los torneos que disputa. De repente, cuenta con dos semanas extra de descanso con las que no contaba, lo que podría alterar la forma en la que prepare la gira estadounidense de cemento, que culmina a finales de agosto con el Abierto de Estados Unidos.

Cerrado el capítulo de Wimbledon, el mallorquín se plantea ahora disputar al menos un torneo de la gira europea de tierra, que arranca inmediatamente después de la de hierba y que no disputa desde 2007. Así, podría elegir entre las citas de Bastad y Stuttgart (desde el 8 de julio); la de más importancia, que es la del torneo 500 de Hamburgo (desde el 15 de julio); las de Gstaad y Umag (desde el 22 de julio); o la austriaca de Kitzbühel (desde el 28 de ese mes).

La arcilla es la superficie menos dañina para las articulaciones. En su vuelta a las pistas, el mallorquín ha disputado ocho torneos en esa superficie, uno en cemento y otro en hierba. Ahora, valora dar un siguiente paso que madura desde febrero: privilegiar las citas de tierra para alargar su carrera.