Chalmers y LeBron cambian el paso y los Heat destrozan a los Spurs

Los Heat, los campeones, los favoritos, lograron algo más que la victoria ineludible que precisaban para no verse desbordados de buenas a primeras por los Spurs en la final de la NBA. Su demostración de superioridad fue tal que se convirtió en un golpe de efecto tremendo. Ganaron por 103-84. Lo necesitaban tras su tropiezo en el primer partido, máxime ante la perspectiva de los tres próximos encuentros que ahora, con la serie igualada a uno, tendrán como escenario el ATT de San Antonio.

Mario Chalmers se erigió en el hombre que perforó más a menudo la defensa de los Spurs. El base estadounidense abrumó a Parker, el gran héroe de los Spurs en el primer partido. Superado una y otra vez, el francés fue diluyéndose a medida que Chalmers anotaba y movía con soltura a los Heat. El base de los Spurs acumuló cinco pérdidas, uno de los aspectos del juego en los que empezó a fraguarse el desastre para los Spurs, que acabaron perdiendo 16 balones cuando en el primer partido solo perdieron cuatro. Los Heat, en cambio, solo perdieron seis balones. Chalmers concluyó con 19 puntos y Parker, con 13 y tras una floja serie de 5 de 14.

Una de las escenas que pueden resumir el partido fue la que se produjo cuando, nada más empezar el tercer cuarto, Gregg Popovich sustituyó a Parker, lo sentó a su lado y le aleccionó sobre todo lo que su equipo estaba haciendo tan mal como para empezar a perder comba en el marcador: 54-46. Curiosamente en ese intervalo fue cuando los Spurs reaccionaron y volvieron a ponerse a solo un punto, 54-53, tras el quinto triple sin fallo de Green y una de las pocas canastas que obtuvo Duncan.

A partir de ese momento, Miami se apoderó por completo del escenario. Sus jugadores de banquillo, Chris Andersen, Ray Allen y Mike Miller, aportaron una producción ofensiva fantástica: 31 puntos entre los tres. LeBron sacó a relucir su talento en el tramo final y, a pesar de que sus porcentajes no fueron buenos con 7 de 17 en el tiro, concluyó con 17 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias.

Fue el 6 de los Heat quien acabó de poner la directa y dejó el partido visto para sentencia cuando faltaban todavía nueve minutos para el final. Anotó para poner el 84-65 en el marcador y, acto seguido, le puso un tapón tremebundo a Splitter cuando el brasileño intentaba efectuar un mate. La jugada acabó con un triple de Allen, seguido por un robo y un mate de LeBron, que instantes después redondeó su despliegue con un triple. Ya antes había colocado otro gorro a un Duncan, muy alejado de sus mejores prestaciones. El marcador alcanzó la mayor diferencia del partido y de la serie: 94-67. Todo estaba decidido y Popovich decidió dar entrada a los reservas que menos juegan, incluido Tracy McGrady.

El partido registró unos porcentajes de acierto inusual en los triples. Los Spurs llevaron la iniciativa en primera instancia gracias a Green, infalible en el tiro (6 de 6, incluido un 5 de 5 en triples). Los Spurs cerraron con 10 triples en sus 20 lanzamientos y los Heat acabaron con 10 de 19. Bosh aportó 12 puntos y 10 rebotes y Wade, 10 puntos y 6 asistencias.

Duncan, con 9 puntos y 11 rebotes, no estuvo acertado en el tiro con una serie de 3 de 13. Lo mismo le sucedió a Leonard, que concluyó también con 9 puntos y una serie de 4 de 12. Ginóbili, falto de chispa y acierto, sumó 5 puntos y perdió 3 balones. Los Spurs brindaron una imagen decepcionante en la segunda parte, la otra cara de la moneda tras un primer partido en el que habían dejado ver su espléndido juego colectivo. En el segundo partido, sucedió todo lo contrario.