El dilema de Pirelli
El conflicto entre Pirelli, el constructor de neumáticos de la Fórmula 1, y la Federación Internacional se está agudizando de forma peligrosa. En cada carrera que pasa surgen nuevos problemas y el enfrentamiento es cada vez más radical. La marca italiana de neumáticos está cansada de tener que trabajar en la sombra y de no poder explicar públicamente porqué sus ruedas se deterioran tan rápidamente. Ésa fue precisamente la exigencia tanto de la FIA como de Bernie Ecclestone, el patrón de la F-1, al final de la pasada temporada, con la intención de ofrecer más emoción a las carreras y obligar a los equipos a realizar más cambios.
Pero ahora Pirelli ve la necesidad de cambiar la estructura de sus neumáticos porqué está comprobando que se destruyen demasiado deprisa, resultando incluso peligroso. Esa no es la imagen que cualquier marca quiere dar a sus hipotéticos clientes. Su postura es clara: necesitan reforzar los laterales porque la actual estructura de aluminio no es suficientemente fuerte y quieren recuperar la estructura de kevlar que tenían el año pasado. El problema es que para que pueda realizarse un cambio tan radical hace falta el consenso de todas las escuderías. Y hay dos (Ferrari y Lotus) que no están dispuestas a aceptarlo, porque entienden que ellos han trabajado mucho y bien para resolver el problema de los neumáticos. Ellos consiguen calentarlos rápido sin que se deterioren tan rápidamente. En cambio, Mercedes y Red Bull aguantan menos los neumáticos. “Que cambien ellos las geometrías de las suspensiones y mejoren la aerodinámica”, dicen los primeros.
La única solución parcial para Pirelli sería cambiar el pegamento que une la estructura de aluminio con la goma
Visto el panorama, la única solución parcial para Pirelli sería cambiar el pegamento que une la estructura de aluminio con la goma. La marca italiana ha comprobado que este pegamento se rompe por sobrecalentamiento, especialmente en los neumáticos posteriores que deben soportar el peso de la tracción y del motor y se calientan más. Eso pueden hacerlo sin ningún problema. O también pueden recurrir a la prerrogativa de la seguridad para realizar el cambio estructural, con el permiso de la FIA aunque no hubiera consenso total de los equipos.
Fue precisamente alegando la búsqueda de la seguridad que Pirelli le pidió a Mercedes y a Ferrari que realizaran unas pruebas de los neumáticos que pensaban lanzar en las próximas carreras. Ferrari los hizo antes del GP de España, con un coche de hace dos años. Pero Mercedes corrió 1.000 kilómetros tras la carrera de Montmeló con el coche de este año… algo que está prohibido por el reglamento. La FIA intervino y llevará el caso al Tribunal de la FIA próximamente, con la clara intención de sancionar tanto a Pirelli como a Mercedes.
No sé lo que ocurrirá en este juicio. Es imprevisible. Pero de lo que sí estoy seguro es de que Ross Brawn no se fue a Montmeló con el coche de esta temporada sin tener garantías por parte de la Federación Internacional. Conozco muy bien a Ross, he trabajado con él muchos años, y estoy convencido de que tiene algún documento escrito y firmado por algún responsable de la FIA que justifica sus actos. También estoy seguro de que fue Pirelli quien les pidió que utilizaran el coche de esta temporada, porque era el que les estaba generando más problemas. La cuestión es que Mercedes no quiere hablar hasta que presente sus alegaciones ante el Tribunal. Y Pirelli ya está sugiriendo que si no puede realizar test en los circuitos durante la temporada tal vez no le interese seguir en la F-1. Lo que, por el momento, nadie sabe es si todo esto responde a una estrategia de Todt para cambiar de proveedor de neumáticos.
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