El problema de Mercedes y el error de Red Bull
Ferrari ha acertado con el coche, los alemanes deterioran los neumáticos y los austriacos fallan en la estrategia
No es fácil cuadrar un buen coche cada temporada. Esta vez parece que Ferrari lo ha conseguido, mientras que otras escuderías siguen buscando soluciones. Ferrari tiene un monoplaza rápido y fiable, capaz de alcanzar la máxima velocidad en Montmeló (318,8 km/h de Alonso) y de mantener un ritmo de carrera endiablado. Mercedes, en cambio, obtiene un buen rendimiento en la clasificación, a una vuelta, pero en carrera destroza los neumáticos con excesiva rapidez para ser competitivos. Y Red Bull se mantiene fiel a sus esquemas de sacrificar algunas carreras, como la de Barcelona, por falta de velocidad punta, pensando en otros grandes premios en los que la fuerza aerodinámica debería llevarles a la victoria. En medio se sitúa Lotus, el vehículo que mejor conserva los neumáticos del paddock.
El problema de Mercedes se evidenció de nuevo ayer cuando tras copar la primera línea de la parrilla, Rosberg no logró acabar más que en sexta posición y Hamilton, en la ¡12ª! Bajo mi punto de vista, la clave del conflicto está en los discos de freno que utilizan, que le gustan mucho a Hamilton. No son los habituales. Su mejor rendimiento llega a altas temperaturas, lo cual provoca que este calor se traslade a la llanta y como consecuencia también al neumático. Tal vez este hecho habría tenido menos incidencia hace años con la configuración de los neumáticos Bridgestone. Pero ahora, los Pirelli son muy delicados y se destruyen rápidamente cuando superan sus límites de temperatura.
También les afecta el hecho de que preparan los coches para la clasificación y eso les perjudica en la carrera. Cuando ayer le pregunté a Ross Brawn en la parrilla de salida qué era lo que más le preocupaba, me respondió: "La rueda trasera izquierda". Y era lógico, porque en Montmeló hay dos curvas donde los neumáticos y los pilotos soportan presiones de hasta 4G: el curvone (la tercera curva) y la de entrada a meta. Allí la tracción es fundamental y las ruedas traseras deben trabajar a fondo. Si ya tienes un problema de recalentamiento, es fácil que surjan complicaciones, tal como les ocurrió.
En Red Bull equivocaron la estrategia con Sebastian Vettel, cuando le mantuvieron demasiadas vueltas detrás de un Rosberg que le estaba frenando
En Red Bull las cosas son distintas. Al margen del dilema que tienen planteado, ayer equivocaron la estrategia con Sebastian Vettel, cuando le mantuvieron demasiadas vueltas detrás de un Rosberg que le estaba frenando. Ferrari fue más listo. Y le ganó la partida. Su problema tal vez sea que están tan acostumbrados a ir delante que no saben moverse con la misma soltura cuando van por detrás. El estudio de sus estrategias se realiza desde la perspectiva de ir primeros… algo que acostumbra a ocurrir. Y se pierden cuando empiezan a actuar factores externos. Sin embargo, el cuarto puesto de Barcelona les preocupa relativamente. Newey ha estudiado a fondo todos los circuitos del Mundial y sabe que la pérdida de velocidad punta en pro de la fuerza aerodinámica les dará un buen rendimiento al final del campeonato.
La cuestión es discernir si esta vez les bastará para luchar contra el mejor Ferrari de los últimos años. Los de Maranello han diseñado un coche que funciona en todos los circuitos, que ha incorporado el sistema de salida de dos levas que tan buen resultado les está dando, cuentan con el mejor piloto del momento, Alonso, y afinan en las estrategias porque están relajados. El adelantamiento del asturiano sobre Raikkonen y Hamilton en el curvone por el exterior fue impresionante. Pero también lo fueron las decisiones del equipo en los cambios de neumáticos. La escudería funciona como un reloj. Y ese mérito hay que atribuírselo a Stefano Domenicali, que aguantó la presión cuando las cosas no funcionaban, mantuvo la confianza en los suyos e incorporó a ingenieros que suman.
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