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Una reacción vertiginosa

Nadal llega a cuartos tras encajar ante Youzhny el primer break del torneo, al que responde con un 3-0 para cerrar el duelo 6-2 y 6-3 ● “Vamos haciendo lo que podemos cada día”, dice sobre su rodilla ● Federer, campeón de 2012, cae con Nishikori

J. J. MATEO
Nadal celebra su victoria ante Youzhny
Nadal celebra su victoria ante Youzhnyalejandro Ruesga

La plácida tarde que vive Rafael Nadal ante Mikhail Youzhny cambia en un segundo. Son los octavos del Mutua Madrid Open. El mallorquín domina 6-2, 3-1 y 40-40. Un saque que el juez de silla da como bueno y que Nadal reclama como malo (“¡Míralo luego por la tele!”) lo cambia todo. El mallorquín pierde el hilo del encuentro. Con la discusión aún en la cabeza, ve cómo Youzhny se lleva ese juego, él empieza a apoyarse con precaución sobre la pierna izquierda, e inmediatamente cede un break. Es 6-2, 3-3 y saque de Youzhny. El cambio del marcador fotografía las dificultades del escenario. Estos son los octavos de un masters 1000 y se compite a cara de perro. Nadal, que sigue jugando con la rodilla izquierda vendada, sutura la herida con un 3-0 (6-2 y 6-3 tras un doble break) que pone punto y final a un diálogo que había comenzado como un monólogo.

Lágrimas por unos cuartos

J. J. M.
Pablo Andújar, el número 113 del mundo, llega hasta el vestuario con los ojos enrojecidos. “Afectado”, dice, con cara de circunstancias, pese a que acaba de llegar a los cuartos de final del Mutua Madrid Open, de largo su mejor resultado del año. Citado con el japonés Nishikori, al conquense le duele el corazón porque a su contrario le duelen las piernas. Daniel Gimeno-Traver, su amigo, su compañero de entrenamientos, el rival con el que jugaba los octavos, se acaba de retirar del partido (5-5).
Al valenciano sí que se le caen las lágrimas por el rostro. A él sí que se le ve salir de la pista llorando, ahogado en desánimo: le han explotado los músculos de una pierna y ha perdido la oportunidad de llegar a los cuartos de un masters 1000, un resultado de los que alimentan el ránking para el resto del año (180 puntos).
 “Sabe muy mal”, se lamenta Andújar mientras a su amigo le atienden médicos y fisioterapeutas. “Estoy en unos cuartos de final, pero no los disfruto, es más, creo que él estaba jugando mejor que yo”, añade. “Me toca pasar página e intentar jugar con paz el siguiente partido”, cierra.  

“Vamos haciendo lo que podemos cada día, así estamos, no es momento de hablar más de la cuenta”, dice cuando le preguntan por los apoyos en la pierna izquierda contra un rival que juega sin chispa.

Para eso también hay razones. Cuando el miércoles está muriendo, Youzhny aún sigue en los vestuarios. Eliminar a Nicolás Almagro en segunda ronda le obliga a apurar los tres sets y a consumir sus energías durante largos minutos que carcomen sus piernas. En mitad del partido, estira sobre uno de los postes de la red y pide la asistencia del fisioterapeuta. El esfuerzo deja al número 31 en manos de su rival del jueves. Por eso, en octavos, todo, lo bueno y lo malo, ocurre según el dictado de la raqueta de Nadal, que en cuartos se enfrentará con un tipo duro: David Ferrer, que doblega 7-5, 4-6 y 6-4 al alemán Tommy Haas, uno de los tenistas más en forma del circuito

Ahí el listón será otro. En Madrid ya no quedan mas que duras batallas. Que se lo digan al búlgaro Grigor Dimitrov, el hombre que despidó al serbio Novak Djokovic, y que cuando ya está bien instalada la noche del jueves cae frente al suizo Stan The Man Wawrinka (3-6, 6-4 y 6-1). Que le pregunten a Roger Federer: el campeón de 2013, en su primer torneo en casi dos meses, se despide 4-6, 6-1 y 2-6 ante el japonés Nishikori. Esa no es una derrota cualquiera. Pone el número dos mundial en manos del británico Andy Murray. Le hará llegar a Roland Garros con poco más de un torneo sobre tierra de preparación, porque antes de París solo queda Roma y en Madrid solo ganó un partido (Stepanek). Y acaba con la buena racha del rey de la altura en la capital: hasta ahora, el campeón de 17 grandes no había perdido nunca antes de semifinales.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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