El valor de la ‘Messidependencia’
El delantero argentino suma el 40% de los tantos del Barça esta temporada, su porcentaje más alto La Pulga ha pasado de ser el broche al juego de equipo a ser el origen y fin del gol
“Hemos pasado de la Barçadependencia de Messi a la Messidepencencia del Barça”. La sentencia corresponde a Evarist Murtra, uno de los oráculos del barcelonismo por su condición de amigo de Pep Guardiola, exdirectivo en épocas tan diferentes como la de Josep Lluís Núñez y Joan Laporta, miembro de la candidatura a las elecciones con Lluís Bassat y gran conocedor de la historia del Barcelona. “Yo no lo veo como un problema”, añade, “sino que puede ser una ventaja si se orienta bien. Una tarea que, en cualquier caso, corresponde a los técnicos”.
La estadística confirma las sensaciones: Messi lleva marcados 60 goles en la actual temporada, por 15 de Villa y 13 de Cesc. Nadie discute los números del 10 y, en cambio, se cuestiona la continuidad del volante catalán y del Guaje. La aportación del delantero argentino ha aumentado de forma progresiva en los últimos ejercicios: del 36,1% (2009-10) de los tantos al 40,5 % (2012-13). Villa, por su parte, ha pasado de 15,1% (2010-2011) al actual 10,1%. Ya sea por una cuestión de juego o por la nómina de futbolistas, la distancia entre Messi y los demás delanteros se ha agrandado. No se ataca de la misma manera con Eto’o, Ronaldinho y Henry, o también con Ibrahimovic, que con Alexis y Tello después de que haya menguado la importancia de Villa y Pedro, afectados por lesiones de distinta gravedad, especialmente el asturiano.
Han variado los acompañantes de Messi hasta el punto de que no se sabe muy bien si precisa de una mayor competencia o por el contrario le convienen complementos y, por otra parte, seguramente ha variado también su relación con los medios: Xavi-Busquets-Iniesta. Ya pasó el tiempo en que el éxito del 10 se atribuía parcialmente a la aportación de sus compañeros, sobre todo los laterales e interiores, momentos en que se coincidía sobre la suerte de Messi por tener un equipo a su servicio como era el Barça. El propio Messi afirmó en una entrevista en octubre: “Mi suerte es haber caído en este Barça”.
Las últimas actuaciones han aumentado el protagonismo absoluto del 10: apareció media hora en San Mamés y desequilibró el partido y le bastaron 35 minutos para derrotar al Betis. No participó en cambio de la goleada sufrida ante el Bayern Múnich. Todavía nadie ha sido capaz de explicar qué le pasó al 10 más allá de la enigmática respuesta de Tito Vilanova: “Notó sensaciones extrañas”.
El estado anímico de la hinchada ha variado más que nunca en función de si ha jugado o no Messi. Apagado en la Champions, el Camp Nou se iluminó ante el Betis a la que salió el 10. Messi se siente a gusto con Vilanova, el primer entrenador que le hizo titular en el equipo cadete, de manera que al empezar el campeonato asumió sin rechistar la suplencia en Getafe a su regreso de un partido contra Argentina. No pasó lo mismo en la última temporada con Guardiola. Al igual que ha ocurrido entre los técnicos, se han enfriado las relaciones Messi-Guardiola. El jugador no tuvo ningún reparo en admitir que no hablaba con su exentrenador desde que partió del Camp Nou.
La cifra es similar en el Madrid: Cristiano acapara el 35,6% de las dianas
Guardiola siempre fue intervencionista y procuró interpretar qué le convenía a Messi. Aunque sin rebajar la autoridad de Vilanova, el poder del argentino ha aumentado últimamente en la cancha y en el vestuario del Barcelona. La probable consecución de la Liga —la cuarta en cinco años—, bendecirá el nuevo estatus y desmentirá el cambio de ciclo. El Barcelona de Messi está a punto de ganarle el campeonato al Madrid de Cristiano. Los números y la trayectoria del portugués son tan o más significativos que los del argentino. La aportación goleadora de CR ha pasado del 27,7% (2009-10) al 35,6% (2012-13). No deja de ser curioso que en el mismo período el porcentaje de un delantero como Higuaín haya bajado del 24,3% al 10,1%.
El bipartidismo del fútbol español se explica más que nada por la pugna Messi-Cristiano, los dos mejores jugadores del mundo, con independencia de su incidencia en sus respectivas selecciones. El problema es que contar con Messi y Cristiano no le ha servido ni al Barcelona ni al Madrid para alcanzar la final de la Champions. La Liga, por tanto, ha dejado de ser la referencia del fútbol continental, ahora gobernado por los representantes de la Bundesliga, un torneo que fomenta más el juego de equipo y la militancia activa de los aficionados a partir de una gestión económica saneada. Tanto el Bayern Múnich como el Borussia Dortmund disponen de equipos con recursos y plantillas variadas, en la línea si acaso del Madrid, cuyos recursos no han sido aprovechados por el mánager José Mourinho.
A ninguno de los dos, sin embargo, le ha alcanzado para la final de la Champions
A los dos grandes les conviene reflexionar sobre sus necesidades a corto plazo después que se haya frustrado otra vez una final española. El proyecto de Florentino Pérez pasa seguramente por un cambio de entrenador, con todo lo que supone, mientras que el de Sandro Rosell está condicionado por la importancia y necesidades de Messi. Una vez que ha dejado de ser el punto final del juego de equipo para convertirse en el origen y el fin del gol del Barça, la pregunta es saber si Neymar le hará feliz y podrá volver a competir por la Champions después de comenzar seguramente su reinado con una Liga.
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