El momento de los “niños”

El entrenamiento del Dortmund estaba previsto para las 11.00 de la mañana. Era un jueves de finales de enero y lucía un sol espléndido en Murcia, durante la pretemporada invernal del equipo alemán. El entrenador, Jürgen Klopp, fue el primero en llegar al campo. Dio un paseo por la hierba, contempló las palmeras del campo de golf, las colinas verdecidas que rodean La Manga, y dio el entrenamiento por concluido. Reunió a los jugadores alrededor de una mesa allí mismo, al aire libre, y los invitó a charlar un rato de la vida y del fútbol.

En el Madrid, últimamente se ha extendido la teoría de que Klopp es “un entrenador de niños” al frente de “un equipo de niños”. Lo decía el presidente, Florentino Pérez, hace una semana en Dortmund, y lo vienen repitiendo algunos altos cargos del club en la convicción de que la tarea que ellos tienen entre manos, la gestión de la primera plantilla madridista, exige “un entrenador de hombres”. Puede que el adagio de Pérez sea certero. Pero es difícil imaginar un entrenador más creativo que Klopp en estos días. Ninguno ha conseguido más con menos materia prima. Desde el punto de vista deportivo, pero también social.

“Mi filosofía es sencilla”, dijo ayer el alemán, nacido en Stuttgart hace 45 años. “Tenemos que defender bien y marcar muchos goles. El equipo tiene que jugar compacto. Es muy importante la disciplina. Si metemos un gol lo tenemos que defender; pero al mismo tiempo hay que ser atrevidos y tratar de meter el segundo. Esa es nuestra idea y la intentamos experimentar día tras día desde hace mucho tiempo. Yo no he inventado el fútbol pero quiero jugar como yo sé con los jugadores que tengo. Las teorías son fáciles. En el fútbol no todo sucede como uno lo piensa, pero ya hemos demostrado que nuestro sistema puede tener éxito”.

Estamos preparados para que el Madrid lo intente todo. No somos un semifinalista normal”

Desde que en 2001 pasó de ser jugador a entrenador en el Mainz 05, al que ascendió de Segunda a la Bundesliga, Klopp no ha dejado de ser un improvisador natural, sin pretensiones sociales, sencillo, como él dice, un tío al que le gusta quedarse en casa mirando fútbol por la tele, comiendo pizza y bebiendo cerveza.

Estudió Ciencias del Deporte, carrera equiparable a una licenciatura de INEF, pero su talento organizador es innato. Dicen en Dortmund que uno de sus grandes valores es su capacidad para hacer reír a sus jugadores con ocurrencias interminables. Su vitalismo es contagioso e inspira afecto. Es un optimista sin remedio. Ayer lanzó un mensaje descompresor sobre su equipo cuando le preguntaron si sus jugadores, que nunca antes habían disputado una semifinal de Champions, se quedarán petrificados por efecto del miedo escénico que produce el Bernabéu.

“¡No!”, contestó, muy serio por primera vez durante la conferencia que ofreció en el estadio. “Para nosotros esta es la misma situación que en la final de la Copa de Alemania del año pasado. Éramos campeones de Alemania y el Bayern se propuso ganarnos para cambiar el sentimiento de toda una temporada en un partido. Lo dieron todo. Pero mi equipo se comportó con mucha sangre fría [ganó el Dortmund 5-2]. Porque la única manera de conseguir tu sueño es siendo valiente. Es todo. No es un problema perder un partido. Podemos perder. Lo único importante es cómo juegas. Y yo sé que mis jugadores, en eso, no pueden fallar: sé que darán lo mejor que tienen. No tengo dudas sobre eso. Seremos un equipo muy difícil de batir”.

“Es normal que el Madrid crea que puede conseguir la remontada”, prosiguió Klopp. “Si lo creen, actuarán conforme a lo que crean. Estamos preparados para que el Madrid lo intente todo y nuestra sensación no es la de estar con un pie en la final. Sentimos que en la idea nuestro resultado fue mejor de lo que esperábamos y aquí tendremos que luchar con todas nuestras fuerzas. Sabemos que no somos un semifinalista normal y vamos a comportarnos como tal. Es un gran progreso para nosotros estar en la final y actuaremos con la humildad correspondiente”.