Javi Martínez puede con todos

Xavi tiraba la pelopina, y allí estaba Javi Martínez; ponía la quinta Iniesta y aparecía el navarro; si bajaba a enganchar Messi, el 8 del Bayern metía el pie y el jefe, Schweinsteiger, la rebañaba. Si volaba el cuero de Valdés a Alexis, el exjugador del Athletic saltaba y recuperaba el balón para su equipo. El Bayern, el club que llegó a Lezama, pagó a tocateja 40 millones y se lo llevó a Múnich en vuelo privado. Con las prisas, se dejó una bolsa en el vestuario de la ciudad deportiva del Athletic y una noche de luna llena, con unos amigos, se aventuró a recuperarla saltando la verja. Desde entonces, en Bilbao le llaman saltavallas; en Múnich, corean su nombre en las gradas del Allianz Arena.

“Hemos sabido jugarle al Barça. No han tenido situaciones de gol. No les hemos dejado controlar la pelota en el centro y hemos sabido aprovechar las contras. Somos fuertes en ese aspecto y vamos a aprovecharlo. Hemos jugado un gran partido”, concluyó Javi Martínez tras la goleada.

El exjugador del Athletic se multiplicó y barrió la divisoria ante Iniesta, Xavi y Messi

Vicente Del Bosque, que le tiene olvidado, haría bien en acordarse de él de cara a la Confederaciones, que se disputa en junio en Brasil: su partidazo de ayer bien lo merece. Si el Barcelona tuvo la pelota, Martínez puso el alma para que Neuer ni la viera. Cuatro veces en todo el partido remató el Barcelona y dos de ellas fue Marc Bartra, que acompañó al rapado Piqué en el eje de la zaga. Al otro lado, Víctor Valdés, que ya salvó a su equipo de encajar el primer gol en el minuto 1 del partido, terminó resignado, asumió su desgracia: lleva el Barça 60 goles en contra desde el inicio del curso, una cifra tan inusualmente alta que remite a la temporada 2002-2003. Entonces llegó a 59. El Barça no encajaba cuatro goles en la Champions desde la temporada 1997-1998, ante el Dinamo Kiev, aunque lo del Allianz Arena recordó más a la final de 1994 ante el Milan, en Atenas. Por ese agujero se le escapa al Barça la corona del mejor equipo del continente que ha paseado en los últimos cinco años.

El Barça está prácticamente fuera porque el Bayern le pasó por encima. Le queda el orgullo, y el récord, de ser el único equipo de Europa capaz de encadenar seis semifinales de la Champions de manera consecutiva, pero todo apunta a que la final de Londres la verá por la televisión. Eliminado en las semifinales de las temporadas 2008, 2010 y 2012, siempre por el campeón (Manchester United, Inter y Chelsea) parece evidente que esta vez ha perdido el tren.

El equipo azulgrana no encajaba una goleada igual desde 1997, ante el Dinamo de Kiev

Buena culpa de ello la tuvo Javi Martínez. Se multiplicó en la divisoria. Mediado el segundo tiempo, Heynckes le dio ayuda y sacó a escena a Luiz Gustavo para que complementara su labor. Entre ambos barrieron la medular. Para entonces, el partido ya era un cara o cruz: o marcaba el Barça el gol que le devolvería a la vida en la eliminatoria o el Bayern, que ya ganaba por 2-0, cerraba la goleada. Y cayeron el tercero y el cuarto. Dos goles que celebró Martínez sin correr al abrazo, guardando fuerzas para seguir tapando, ahora a Iniesta, ahora a Xavi, más tarde a Messi. Metido como nadie en el partido, pudo con todos. Cometió seis faltas, le hicieron cuatro, robó 10 veces la pelota, la perdió siete y, aunque tocó poco el balón —22 veces—, dio 19 pases bien, despejó 9 veces desde su área y corrió mucho, casi 12 kilómetros en los 90 minutos que jugó.

Puede que Lahm tenga razón y el fútbol no le deba nada al Bayern, pero se está ganando a pulso la gloria. Terminó con un equipo de leyenda y empezó a construir la suya. El Barça está con pie y medio fuera; Baviera se va a Londres. Y Javi Martínez con ellos.