De prócer a paria
Alemania 'condena’ al presidente del Bayern, por el escándalo de evasión fiscal Adidas, sospechosa de participar en la trama
Uli Hoeness fue campeón del mundo y de Europa con la selección alemana de los 70. Como jugador del Bayern de Múnich ganó tres copas de Europa, cuatro Ligas y una Copa alemana. Hasta que se lesionó con 27 años era uno de los futbolistas más brillantes de su generación. Hace 30 años que vive en la misma casa de clase media. Con su lenguaje directo, su bonhomía física y su celebrada defensa de la tolerancia social, el directivo ofrecía una estampa señera de muchas de esas virtudes con las que los alemanes gustan de identificarse en grupo. Hasta que el pasado fin de semana se convirtió en lo que más desprecia la opinión pública de su país: un gorrón y un estafador a la comunidad.
Angela Merkel, que hasta que saltó el escándalo de su evasión fiscal multimillonaria no habría dudado en expresar su simpatía por el prócer bávaro, se distanció ayer de él a través de su portavoz Steffen Seibert: “Muchas personas se sienten decepcionadas por Hoeness. La canciller es una de ellas”. El Barcelona se enfrenta hoy en un partido decisivo a un rival sacudido por el escándalo y la mofa pública en su propio país.
Se habla de decenas de millones de euros que Hoeness, de 61 años, oculta en una cuenta suiza. Cantidades exorbitantes que podrían venir de empresas como Adidas, cuyo jefe de entonces, Robert Louis-Dreyfus, le entregó cinco millones de marcos (unos 2,5 millones de euros) del año 2000 para que especulara con ellos en bolsa. Según el diario muniqués Süddeutsche Zeitung, Louis-Dreyfus avaló además un préstamo de otros 15 millones de marcos con ese mismo fin. El mejor equipo de Alemania firmaba entonces un acuerdo con la primera empresa alemana de artículos deportivos.
“Muchas personas se sienten decepcionadas. Merkel es una de ellas”, dijo su portavoz
Adidas es propietaria del 20% del Bayern desde 2001. Pagó 75 millones de euros por las acciones y cerró un trato para suministrar material deportivo.
Aquella cuenta abierta en 2001 centra ahora las investigaciones de los fiscales. Uli Hoeness se autoinculpó el pasado enero ante el fisco bávaro. Según algunas fuentes, llegó a Hacienda con la chequera lista para transferir seis millones de euros en concepto de pagos atrasados. El Süddeutsche Zeitung habla de tres millones. Este rotativo también está entre los más conservadores al valorar la cantidad total que podría ocultar el sobrevenido magnate: unos 20 millones de euros en lugar de los “cientos de millones” de los que habló el diario Abendzeitung de la capital bávara.
El escándalo durará. Tanto Alemania como Baviera están metidas en sendas precampañas electorales. La oposición socialdemócrata (SPD) acusa al Gobierno de Merkel de haber intentado amnistiar a estafadores como Hoeness mediante un acuerdo general con Suiza para la repatriación de capitales. El propio exfutbolista aludió al fracaso de dicho acuerdo en la Cámara alta parlamentaria (Bundesrat) como causa de su confesión. El SPD y Los Verdes pueden presumir ahora de haber parado la amnistía fiscal y haber propiciado así la recaudación de los millones secretos del ídolo caído. Los muchos enemigos del Bayern en toda Alemania se lo agradecen por partida doble.
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