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Una duda existencial

El marcador de la ida y el factor campo juegan a favor de un Barça amenazado por el dominio de las áreas del París Saint Germain y condicionado sobre todo por la duda del 10

Ramon Besa
Messi, en el entrenamiento, ayer.
Messi, en el entrenamiento, ayer.TONI ALBIR (EFE)

A veces una jugada sirve para marcar la pauta de una eliminatoria. Acostumbra a ocurrir en los cruces inciertos de las competiciones más reñidas como la Liga de Campeones. Así ocurre con el duelo Barcelona-París Saint Germain. El gol de Matuidi en la prolongación del partido del Parque de los Príncipes alimenta las expectativas del PSG en la medida que condiciona el papel de favorito del Barça.

Tanto el marcador de la ida (2-2) como el factor campo juegan a favor de los azulgrana, que aspiran a alcanzar las semifinales por sexta vez consecutiva, el mejor indicio de que son el equipo de referencia por su regularidad, con independencia de que el campeón sea el Chelsea. Van camino de recuperar la Liga y quieren seguir contando en Europa. No se cuestiona su currículo sino su capacidad para dar vida a aspirantes noveles como el PSG a partir de una acción.

Los hambrientos muchachos del experto Ancelotti adivinaron en París que el aclamado Barcelona tiene puntos débiles, concede ocasiones en las situaciones más insospechadas, es vulnerable en la estrategia y ahora aspiran a ser protagonistas de “una oportunidad única” —como coinciden suplentes y titulares— para alcanzar la fama en una sola noche en el luminoso Camp Nou. Tienen al jugador bandera para la proeza: Ibrahimovic.

Abracadabra, como se conoce al sueco, defiende que en el fútbol hay vida más allá del equipo en el que juegue Messi. Y el 10 argentino pelea cada día por demostrar que sin su concurso no es posible cantar victoria en el Camp Nou. Hoy será dífícil convencer a Messi de que no le conviene jugar de salida por su lesión en el bíceps femoral y de que se impone que caliente banquillo como amenaza para el rival y alivio y recurso de sus propios compañeros. Único y desequilibrante cuando está en la cancha, esta noche podría medirse el poder que tiene Messi sin jugar, simplemente como suplente. La decisión queda en manos de Tito Vilanova, un técnico que se ha ganado a la gente precisamente por su buena lectura de los partidos y la capacidad para cantar la alíneación. Puestos a intercambiar goles no hay mejor remedio que Messi. Ahora, sin embargo, se trata sobre todo de tener el control del juego.

Hay que reparar por tanto más en los medios y zagueros que en los delanteros. Ausentes Puyol y Mascherano, se supone que Adriano tiene más opciones que Bartra por su rapidez y capacidad para corregir las disfunciones ante una delantera variada y con una buena pegada. El PSG evoca a menudo al Madrid por su dominio de las dos áreas y, por tanto, su estilo es el que peor se le da justamente al atrevido Barça.

Aunque el 67% de los aficionados franceses al fútbol creen que el equipo de París no pasará ronda, según una encuesta de L'Equipe, Ancelotti apuesta por su equipo, cuya duda está en saber el sustituto del sancionado Matuidi: Motta o Beckham. La incógnita del Barça es más existencial —¿estará o no Messi para el partido más importante del curso?— porque le pemitiría aguantar el pulso con el Madrid hasta las últimas consecuencias. Muy solvente en lo grueso, el Barcelona necesita ser preciso en lo fino, en los detalles, en jugadas como la última de París.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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