McLaren funde los plomos de Webber
La división de electrónica del equipo de Woking asume la culpa del fallo que dejó al australiano clavado en Melbourne
La mala sombra que persigue a Mark Webber roza ya el esperpento, hasta tal punto que uno puede llegar a pensar que algunas de las calamidades que afectan al australiano son obra de una mano negra. Sobre todo, si tenemos en cuenta que Sebastian Vettel, su compañero en Red Bull, parece estar protegido por una aureola que mantiene todas esas desgracias lejos de él. El domingo pasado, en Australia, el alemán salió como un rayo desde la pole position mientras que Webber, que partía a su lado, se quedó clavado y viendo, impotente, cómo le adelantaban sin remedio. Nada nuevo bajo el sol sino fuera porque la culpa, esta vez, no fue suya ni de sus reflejos ni tampoco de su más que contrastada falta de delicadeza. La causa que hizo creer a muchos que el piloto de Queanbeyan había echado el ancla –cruzó el séptimo la primera vuelta– fue un fallo en la unidad de control electrónico de su coche (ECU), una especificación nueva, la misma que emplea el resto de la parrilla, suministrada por McLaren y cuya implantación estaba inicialmente prevista para el curso que viene, aunque su entrada en escena se ha adelantado. Esa disfunción se produjo en la vuelta de formación y provocó un apagón en el bólido, que se quedó sin telemetría y sin KERS, y además impidió que Webber configurara su RB9 en la modalidad de salida.
No tuve KERS durante la primera mitad de la carrera y, además, las pasé canutas en la primera parada" Mark Webber
“Sufrí un montón de problemas de telemetría en la parrilla y no tenía ni idea de qué estaba haciendo el coche en términos de KERS, de embrague y demás”, argumentó después el corredor, que ante su hinchada terminó el sexto. “No tuve KERS durante la primera mitad de la carrera y, además, las pasé canutas en la primera parada, que fue muy lenta”, añadió Webber, que nada más terminar recibió el respaldo de toda su estructura. “Lo de Mark es muy frustrante porque la ECU la suministra un tercero que dejaré que adivinéis”, ironizó Christian Horner, el patrón de la tropa de los búfalos rojos. “McLaren tiene que arreglarlo porque en los entrenamientos de pretemporada ya ha causado muchos disgustos”, añadió el británico. La confusión durante la pretemporada llegó a ser de tal calibre, que las escuderías, enfrentadas en la pista, se echaron un cable entre ellas y se fueron pasando parches a medida que se iban encontrando con trampas.
Para defenderse de la cornada de Red Bull, McLaren Electronics Systems (MES), la división electrónica de la compañía de Woking, reaccionó inmediatamente a través de Peter van Manen, su director general. “Hubo un problema en el garaje que afectó al dispositivo de datos de Mark, pero la ECU del coche funcionaba bien”, convino el técnico. Este miércoles, no obstante, la escudería británica reculó al reconocer que, efectivamente, tenía parte de la responsabilidad en el asunto, aunque no fuera por la centralita en sí misma sino por el software implementado en ella. “Las ECU funcionaron correctamente en Melbourne, aunque apareció un problema informático en el coche de Webber que obligó a Red Bull a resetear el sistema durante la vuelta de formación”, concedió el constructor en un comunicado. “Eso imposibilitó que pudiera llevar a cabo los preparativos con vistas al inicio del gran premio. Pedimos disculpas por ello a Mark y a su equipo. Estamos trabajando conjuntamente para tratar de que esto no se vuelva a repetir”, zanja la nota.
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