_
_
_
_

El papa ‘cuervo’

San Lorenzo, el club de Bergoglio, fue el equipo de los inmigrantes españoles

Bergoglio, con un banderín del San Lorenzo de Almagro.
Bergoglio, con un banderín del San Lorenzo de Almagro.GETTY

Jorge Mario Bergoglio —bromean los más fanáticos— eligió llamarse Francisco no por Francisco de Asís, sino por José Francisco El Nene Sanfilippo, máximo goleador histórico de su querido San Lorenzo de Almagro: 207 goles en 265 partidos en los años cincuenta y sesenta. Sin bromas, el San Lorenzo que marcó el gusto futbolístico del nuevo papa es el de 1946, campeón argentino ese año con un fútbol-arte y 90 goles en 30 partidos. “No me perdí ninguno”, contó alguna vez el propio Bergoglio. Ese San Lorenzo, con un terceto mítico integrado por Armando Farro-René Pontoni-Rinaldo Martino, tenía como capitán a Ángel Zubieta. Debutante en la selección española con 18 años y primer vasco que llegó al fútbol argentino al estallar la Guerra Civil, Zubieta, que jugó 352 partidos en San Lorenzo, recomendó al club a Isidro Lángara, que en su debut en 1939 le hizo cuatro goles a River Plate.

San Lorenzo se convirtió en el equipo de los inmigrantes españoles. El campeón de 1946 que deleitó a un Bergoglio de 10 años viajó a fines de ese año a España: 10 partidos, 5 triunfos, 4 empates y 1 derrota (2-4 contra el Real Madrid). 46 goles a favor y 28 en contra y un doble triunfo de resultado tenístico en sus dos partidos contra la selección española: 7-5 y 6-1. “San Lorenzo de Almagro —titula Alfredo Relaño uno de sus textos del libro 366 historias del fútbol mundial que deberías saber— nos hace un 5-7 con el tiqui-taca”.

Stracqualursi, con la camiseta conmemorativa en honor del nuevo papa
Stracqualursi, con la camiseta conmemorativa en honor del nuevo papaAP

San Lorenzo debe su nombre a Lorenzo Massa. El sacerdote salesiano tenía 25 años cuando en 1908 un grupo de adolescentes del barrio de Almagro fundó el club, cuyo primer nombre, finalmente desechado, era Los Forzosos de Almagro. A Massa el club debe el apodo histórico de Cuervos, por el color negro de la sotana de los sacerdotes. “Ponete una sotana”, es un dicho popular en el fútbol argentino. Se cuenta que lo impuso Alfredo Di Stéfano, después de pasarle un balón entre las piernas a un rival. Los Gauchos de Boedo, el Ciclón, Los Carasucias fueron otros apodos de equipos míticos de San Lorenzo, que pasó a ser Los Matadores cuando fue campeón de 1968 con el técnico brasileño Tim y de 1972 con Juan Carlos Toto Lorenzo. En el medio, en 1969, Bergoglio se ordenaba sacerdote, lejos de la línea del ya mítico Carlos Mugica, el cura peronista formado en la Teología de la Liberación y asesinado en 1974 por un comando de la Alianza Anticomunista Argentina.

Bergoglio asiste desde hace años a los humildes de la Villa 31 y celebra misas por Mugica, que era un fanático de Racing Club, al punto que en 1967 viajó a la final de la Copa Intercontinental ante el Celtic, escocés. Me lo recuerda el sacerdote Juan Gabriel Arias, actual miembro de la Comisión Directiva de Racing y que llegó a caer dos veces preso por la Academia. La primera fue tras una pelea por Copa Libertadores de 1997. Había viajado a Perú autorizado por Bergoglio. Al volver a Buenos Aires, Arias, a punto de ordenarse como sacerdote, habló del tema relajado e inocente a un periodista de la revista Así. Contó que los muchachos de la barra irían a su ordenación, con los trapos (banderas) y los bombos. “El cura que es barrabrava de Racing”, tituló al día siguiente Así. “En Perú —seguía la portada— se agarró a trompadas”. Algunos superiores, escandalizados, quisieron atrasar la ordenación. “El primero que me defendió fue Bergoglio, confiaba mucho en mí y le gustaba la imagen del cura en la \[tribuna\] popular, como uno más”. La segunda vez fue por defender a un amigo de la agrupación de los Racing Stones. Leonardo Sandri, el otro papable argentino, es de Racing, “pero es otro estilo. Era una continuidad. Aunque sea cuervo para la Iglesia es mejor Bergoglio”, me dice Arias.

El vasco Zubieta era el capitán del conjunto campeón de 1946 que enamoró al hoy pontífice

Bergoglio apoya el reclamo de los hinchas de San Lorenzo de volver a su viejo estadio de Boedo, el Gasómetro, donde hoy funciona un Carrefour y donde Joan Manuel Serrat debutó en Argentina, en 1968. El fallecido escritor Osvaldo Soriano, otro hincha célebre —como Viggo Mortensen—, lo recorrió una vez con Sanfilippo, su ídolo. Le contó que en el lugar exacto donde una góndola ofrecía ahora quesos y embutidos él le había anotado en 1962 un gol histórico a Boca Juniors. El Nuevo Gasómetro fue preinaugurado el 1 de mayo de 1993. No cabía un alfiler. El Zurdo Horacio Romero, vendedor de diarios, 49 años, no quiso perdérselo. Se disfrazó de cura. Saludó al presidente Fernando Miele y entró con los demás curas para bendecir la cancha. Pasó ante una cabecera, repleta de hinchas. No resistió y se levantó la sotana: mostró la camiseta del cuervo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_