Benítez y Ferguson ni se miran
Los técnicos alimentan su enemistad al evitar saludarse tras la remontada del Chelsea ante el United (2-2), que obliga a otro partido entre ellos para decidir el cruce
Esa vieja y agria rivalidad entre el técnico del Manchester, Alex Ferguson, y el del Chelsea, Rafa Benítez, tomó ayer nuevamente cuerpo en Old Trafford. Tras remontar los blues una ventaja inicial del United de 2-0, el preparador español salió al campo a celebrarlo con sus jugadores. No acudió a saludar a Ferguson como marca el ritual del fútbol inglés. Antes del inicio del choque fue Benítez quien estuvo esperando sin éxito que Ferguson se acercara a chocarle la mano. Una fea entrada de Ferdinand a Fernando Torres, no castigada por el árbitro, Howard Webb, calentó todavía más el choque. El empate final obliga a repetir el enfrentamiento de estos cuartos de final de la Copa inglesa, cuya ganador se medirá al Manchester City en semifinales. Aunque no hay fecha todavía. "Fue su decisión", declaró Benítez en alusión a la descortesía de Ferguson. "Yo estaba listo y esperando al principio [del partido]. Tengo educación porque sé que hay mucha gente mirando y sé lo que hay que hacer".
Antes, las dos aficiones se aliaron en Old Trafford para cantarle al entrenador del Chelsea, Rafa Benítez, el “sacked in the morning (despedido por la mañana)”. Después le entonaron el “you don’t know what you’re doing (no sabes lo que estás haciendo)” cuando Hazard ocupó el puesto de Victor Moses al tiempo que Obi Mikel suplía a Frank Lampard (m. 52). Sin embargo, los cambios surtieron efecto. Sobre todo la entrada de Hazard, autor de una belleza de gol que metió al Chelsea en el duelo. Perseverante y competitivo cuando lo creían hundido, el Chelsea impuso su velocidad en las contras y solo una gran parada de De Gea evitó el gol de Mata en el último minuto. Habrá partido de desempate para enfrentarse en las semifinales de la Copa inglesa al Manchester City, que goleó al Barnsley (5-0, tres de Tévez, uno de Kolarov y el quinto de David Silva). También se repetirá el Blackburn-Milwall tras empatar a cero. Al vencedor de ese cruce le espera el Wigan de Roberto Martínez, una sorpresa ante el Everton (0-3, uno de los tantos del español Jordi Gómez).
Los aficionados cuestionaron de los cambios del técnico, que surtieron efecto, sobre todo la entrada de Hazard
El empate de este domingo en Old Trafford satisfizo mucho más al Chelsea. Los dos venían afeitados en Europa, eliminado el Manchester en los octavos de final de la Champions por el Madrid; tocado el Chelsea por una inesperada derrota en casa ante el Steaua (0-1) en los octavos de final de la Liga Europa.
La salida fulgurante del Manchester le permitió golpear dos veces en 11 minutos. La defensa blue era un flan. Primero con un cabezazo bombeado de Chicharito Hernández, que ocupó la plaza de Van Persie, reservado por Ferguson hasta el minuto 63; después un tiro enroscado en una falta lateral de Rooney que sembró la confusión en las inmediaciones de Cech: unos tratando de despejar, otros de cabecear a gol, nadie tocó el balón, que entró pegado al poste largo. Rooney volvió a la titularidad tras su suplencia frente al Madrid y la catarata de especulaciones sobre su estado de forma y su futuro.
Cada día más cuestionado y menos titular, Fernando Torres entró en el minuto 77, cuando el Chelsea ya había remontado. Le ha ganado la partida en la alineación Demba Ba, el delantero senegalés procedente en enero del Newcastle. El protagonismo, sin embargo, lo tuvo primero Hazard, colocando la pelota por la escuadra en un disparo oblicuo desde la frontal; y más tarde Ramires, que finalizó un contragolpe blue con un suave disparo combado con la zurda. El Chelsea de Benítez pide un respeto.
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